Oscar Silva Valladares
Antonio José de Sucre, el soldado filósofo
Sobre el doble rol político-militar de Sucre en el Perú
Sucre, considerado por fuentes imparciales como el militar más talentoso y virtuoso que produjo América del Sur durante la independencia, jugó un papel fundamental en todos los eventos cruciales que vinculan a Bolívar con el Perú, incluyendo su intervención en la anexión de Guayaquil a Colombia, su participación político-militar en el Perú con anterioridad a la llegada de Bolívar, su presencia durante las disputas políticas en tiempos de Riva Agüero y Tagle, su liderazgo en la victoria final de Ayacucho y su rol en la creación de Bolivia. Bolívar profetizó el rol de Sucre en la suerte final del Perú en carta a Riva Agüero de abril de 1823 en la que menciona que este general “servirá infinito al Perú”.
Sucre tuvo una combinación extraordinaria de dotes que permitieron a Bolívar encomendarle exitosamente misiones con investiduras militar, política y diplomática, por lo que ha sido descrito como su “brazo derecho”, calificativo acertado especialmente en su labor relacionada con el Perú. Las cualidades de Sucre fueron cruciales en el contexto de la constante desconfianza y recelo peruanos a la presencia de Bolívar. La admiración, respeto y afecto entre Bolívar y Sucre fue mutua y estable, llevó a Bolívar inclusive a escribir una biografía en vida de su lugarteniente, y creó “la más poderosa unidad militar i política que influyó en la suerte de la América del Sur durante la guerra de la independencia”.
Pero el doble rol político-militar de Sucre en el Perú, como encargado de los intereses de Colombia y de asuntos militares relacionados con la lucha independentista, fue un detrimento al Perú ya que existía un claro conflicto de intereses entre ambas funciones y que inclusive llevó a los políticos bogotanos a negarle el derecho de designarse comisionado de Colombia ya que no había sido nombrado como tal por el Poder Ejecutivo.
Luego de la batalla de Pichincha en mayo de 1822, Sucre nombró al gobernador de Quijos y de esta manera obtuvo la segregación de este territorio del Perú, y luego convence a la Junta Gubernativa guayaquileña a someterse a la protección de Colombia, rescindiendo su anterior pedido de protección al Perú, y a conceder a Bolívar poderes para la defensa de Guayaquil. Finalmente, Sucre consigue del cabildo guayaquileño una declaración favorable a la anexión de la provincia a Colombia, y por ello ha sido encomiado por su manejo meritorio de la crisis guayaquileña y sus esfuerzos de apaciguamiento en la lucha de facciones.
Enviado por Bolívar al Perú, Sucre llega a Lima a principios de mayo de 1823 y es nombrado por Riva Agüero comandante general del ejército unido a fines del mismo mes, designación que se dice fue motivada por la opinión pública. Su doble misión político-militar le ha ocasionado numerosas críticas en la historia local, habiendo sido acusado de tener instrucciones para sembrar el caos y dividir las opiniones, y así facilitar la llegada de Bolívar, y de haber actuado maliciosamente durante la segunda expedición a puertos Intermedios al haber rehusado ayudar a Santa Cruz. Sucre tuvo también una labor activa frente al Congreso peruano, y en la maniobra de destitución de Riva Agüero en 1823 se le ha acusado de sobornar a miembros del Congreso, cohecho adicionalmente atribuido a Tagle.
Frente a estos cuestionamientos debe mencionarse que la pugna política entre facciones del Congreso peruano existió con anterioridad a la llegada de Sucre y fue una secuela del golpe de estado de Santa Cruz y Riva Agüero contra la primera Junta Gubernativa. La intervención de Sucre en las luchas internas que le llevan a dar el mando político a Tagle fue en gran medida resultado de esa contienda interna.
La partida de Sucre en misión militar al sur en julio de 1823, pese a sus reservas sobre la suerte de la campaña liderada por Santa Cruz, desmerece las imputaciones de haber actuado con malicia. Santa Cruz rehusó someterse a Sucre como subordinado del jefe supremo del ejército y Sucre no exigió el mando, tal vez por razones diplomáticas, aunque es factible que su decisión fue también influenciada por su escepticismo respecto al éxito de la campaña. Lecuna afirma que una combinación de las fuerzas de ambos habría ocasionado serios reveses a los españoles cuyas tropas aún estaban dispersas en el interior del Perú.
Una lectura detenida de la vasta correspondencia de Bolívar, la que escasamente se utiliza en la historia peruana, podría disipar las sospechas sobre la sinceridad y consecuencia de la conducta político-militar de Sucre. Ejemplos elocuentes son una carta a Bolívar de mayo de 1823 en la que reconocía la necesidad de respetar la autoridad de Riva Agüero independientemente de su fuente espuria y resaltaba sus méritos e intenciones en favor de la independencia, su negativa inicial en noviembre de 1823 a la decisión de Bolívar de tomar acciones de fuerza contra Riva Agüero cuando se descubren sus intrigas con los españoles, y su cuestionamiento posterior a la Constitución Vitalicia.
Sucre pagó con su corta vida su lealtad incólume a Bolívar.
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