Eduardo Zapata
Alucina, Vizcarra cree que marchamos por él
Certidumbres y prejuicios de los jóvenes peruanos

Siempre es bueno escuchar a los jóvenes. Y también a los no tan jóvenes, por supuesto. Siendo siempre lo ideal –si uno anda en busca de una verdad– prestar atención a las conversaciones espontáneas. Porque las encuestas las más de las veces hacen decir a la gente lo que el que paga la encuesta quiere oír y sobre todo difundir.
Por eso, y por mi profesión que me ata al significado de las palabras, cuando voy al quiosco de periódicos entablo conversación con el dueño del negocio. Y lo hago no solo porque me interesa hacerlo amicalmente, sino porque durante el tiempo que dura esa conversación escucho los comentarios que hacen quienes van a comprar su periódico de siempre, pero comentan –y conversan entre ellos– los titulares de los otros diarios que el quiosco cuelga. Sabemos que desde hace algún tiempo, por diversas razones, la gente suele comprar un periódico barato porque, entre otras cosas, se aburren de los sesudos (y a veces interminables) artículos de las páginas editoriales de algunos medios.
El otro día estaba en la playa y escuchaba con especial interés lo que conversaban una chica y dos varones, vecinos habituales de playa. Todos ellos universitarios que habían participado en las recientes marchas mayoritariamente juveniles. Me llamó la atención particularmente la expresión que sirve de título a esta nota.
Porque muchos analistas políticos habían considerado la marcha como una manifestación de apoyo al entonces ya vacado presidente Vizcarra; quien de hecho, ya había aceptado públicamente tal decisión. Sin embargo, algunos medios pretendían vender simultáneamente que la marcha era a favor del susodicho personaje, y en contra del que constitucionalmente había asumido la presidencia. Y al que la prensa favorable a Vizcarra le reclamaba un gabinete express, como no se lo exigieron al señor Sagasti, quien racionalmente se tomó su tiempo. ¡Cosas de la prensa, sus conveniencias y su objetividad!
Lo interesante era que los jóvenes aludidos se referían a Vizcarra como un hombre que había traicionado a PPK. Mencionaban también que mientras estaba en Canadá “le serruchaba el piso hablando con la china”, y señalaban con insistencia que era un hombre que mentía y mentía a cada rato (sobre el número de afectados por la pandemia, sobre sus negocios), y entonces era capaz de mentir sobre cualquier cosa. “¡Qué tal raza, nosotros marchamos contra los políticos y contra un Estado que no nos da servicios, Estado para el cual los jóvenes no existimos!”.
Para mi sorpresa estos jóvenes estaban más enterados de la política de lo que yo pensaba. Por supuesto otras expresiones de ellos ponían de manifiesto su absoluto desconocimiento de la Constitución y los prejuicios sembrados en su mente por la industria mediática durante años. En verdad, más eran sus incertidumbres que sus certidumbres. Ciertamente algo muy peligroso de cara a las elecciones del 2021.
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