Diego Miró Quesada
Acerca de Arquímides y la tecnología
El sabio griego usó la tecnología para la guerra y la paz
Las teorías científicas se constituyen por medio de proposiciones abstractas. Además, son parte de una tecnología, que incluye también una serie de instrumentos con los que la teoría científica puede aplicarse en el mundo. Esa aplicación es lo que llaman técnica. Por medio de la técnica, una tecnología ayuda al ser humano a conseguir un objetivo que antes le era sumamente difícil, imposible o que podía tomarle muchísimo tiempo (el tractor facilita el trabajo agrícola; el internet la obtención de información) permitiéndole, por eso, tener más horas libres para dedicarse a la vida familiar o al desarrollo de actividades relacionadas con el propósito personal.
Un ejemplo histórico de una teoría científica fundamental es la de la palanca, basada en el equilibrio de las fuerzas y creada por Arquímides, antiguo inventor, ingeniero y matemático griego de Siracusa, que vivió del 287 al 212 a.C. En una palanca, con un punto de apoyo y dos brazos, el producto del largo de un brazo por la fuerza que se ejerce sobre ese brazo debe ser igual al producto del largo del otro brazo por la fuerza que se ejerce sobre ese otro brazo. Si llamamos al primer brazo B1 y a la fuerza que se ejerce sobre él F1 y al segundo brazo B2 y a la fuerza que se ejerce sobre él F2, podríamos explicar el equilibrio de las fuerzas de la siguiente manera:
B1 x F1 = B2 x F2
Ahora, si el largo de B1 aumenta y dejamos B2 como está, para que el equilibrio de las fuerzas se mantenga, F2 debe aumentar. Es decir que, mientras más largo sea B1, la fuerza de F2 tendrá que ser proporcionalmente más fuerte para que el equilibrio se conserve. Gracias a la teoría de la palanca se puede sacar un barco encallado del mar, aunque sea inmenso, arrastrándolo o levantándolo.
Arquímides le explicó su teoría de la palanca a Hierón, gobernante de Siracusa en aquel tiempo, quien era aficionado a la ciencia y al arte. Como no había en aquella ciudad los implementos para construir una palanca, se cuenta que Arquímides sacó un barco encallado del mar utilizando tres poleas de diferentes tamaños, que tenían una circunferencia sin desviación alguna del modelo matemático; fibras, capaces de resistir duras tensiones; y un garfio. Después de que se enganchó el garfio a la parte más sólida de la proa del barco, Arquímides jaló las fibras, que pasaban por las tres poleas, para sacar el barco encallado del mar.
Se cuenta que los desarrollos tecnológicos de Arquímides también fueron útiles para defender Siracusa de los romanos, que, en aquel tiempo, estaban en guerra contra Cartago. Sería el general Marcelo quien pediría a Hierón que lo apoyase en aquella lucha; sin embargo, Hierón se negó y Marcelo decidió someter a Siracusa. La atacó primero por mar, ya que sabía cuán difícil sería por tierra, donde las murallas de Siracusa eran muy altas. Sin embargo, se dice que gracias a los inventos de Arquímides, la defensa contra los romanos fue admirable.
Cuentan que una de sus grandes creaciones fueron los espejos parabólicos (Arquímides había realizado importantes desarrollos en óptica al darse cuenta cómo rebotaban los rayos luminosos que caen directamente sobre la curvatura de una parábola). Cuando los rayos que provienen del sol se reflejaban en esos espejos, concentrándose en el foco, punto en el espacio interior de la parábola, se producía un gran calor y, si aquellos rayos eran dirigidos hacia una sustancia inflamable, como una tela, podían hacerla arder. Con espejos parabólicos de diversos tamaños, Arquímides consiguió incendiar las velas de los barcos enemigos mientras con unas grúas, cuyo movimiento se basaba en un complicado sistema de poleas y palancas que, con el brazo, enganchaban la punta de alguna embarcación romana para levantarla, se logró dejar varios barcos enemigos sobre un conglomerado de rocas puntiagudas, donde se desintegraban en mil pedazos.
Derrotado por mar, Marcelo decidió tomar Siracusa por asalto desde tierra; sin embargo, en lo alto de la muralla de la ciudad se cuenta habían colocado espejos parabólicos. Por eso, mientras las tropas romanas avanzaban una luz muy fuerte las cegaba. Pronto muchos de sus miembros cayeron en unas fosas en las que lanzas puntiagudas les quitaron la vida. Además, para defender su ciudad de los romanos, se dice que Arquímides también utilizó boquetes de los que salían piedras a gran velocidad.
Marcelo estuvo casi dos años enfrentando a los siracusanos. Empero, Hierón decidió mandar en una nave a un hombre de confianza llamado Damipos a pedir ayuda a las vecinas ciudades griegas, pero los romanos lo capturaron. Mientras se realizaban las negociaciones para liberarlo, un explorador de Marcelo se dio cuenta de que una de las torres de la muralla de Siracusa era poco alta y no estaba resguardada. Por ahí entraron a la ciudad las huestes romanas que, por orden de Marcelo, tenían que preguntar a cada uno de los habitantes su nombre. Si alguien les respondía Arquímides, debían de capturarlo y llevarlo con Marcelo, que se había convertido en un gran admirador del sabio griego. Sin embargo, cuando uno de los soldados romanos se encontró a un viejo, con barba blanca, absorto en unos dibujos esotéricos, muy concentrado en lo que estaba descubriendo, que no respondió cuando el soldado romano le preguntó su nombre, simplemente se le asesinó. Aquel anciano era Arquímides, quien ni siquiera escuchó la voz del soldado, el cual se sintió despreciado y por eso lo mató. Así terminó la vida de uno de los grandes genios de la humanidad, quien nos ha dejado un gran legado científico.
Arquímides es una prueba de la utilidad que tiene la tecnología; sin embargo, es importante recordar el lado oscuro de ella. La tecnología también puede destruir. Recordemos cómo terminó la Segunda Guerra Mundial, con bombas atómicas sobre dos ciudades japonesas (Hiroshima y Nagasaki). Por eso es importante dejar en claro que los avances tecnológicos deben ir acompañados de un gran desarrollo ético. Una civilización que tiene en la palma de la mano grandes tecnologías, pero carece de toda clase de valores es un peligro para el resto de la humanidad.
Actualmente hay dos conflictos bélicos de gran envergadura que están causando la muerte de muchísima gente. Uno es el de Rusia con Ucrania; el otro, el palestino-israelí en la franja de Gaza. Por las terribles consecuencias de ambos, y las lecciones que nos ha dejado la historia de la humanidad, teñida de sangre por sus grandes guerras, es importante reflexionar más que nunca sobre cómo estamos utilizando la tecnología. Empleémosla para el bien, de lo contrario nuestra especie no tendrá ningún futuro.
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