Heriberto Bustos
A río revuelto…
Francisco Sagasti y Martín Vizcarra quieren volver al poder

Adormecidos por la corrupción hemos olvidado que el deber primordial de los ciudadanos libres, asociado a la lealtad hacia el país, es oponerse a esa perversión. Una actitud que está permitiendo que algunos individuos, entusiastas seguidores del oportunismo y abanderados del refrán “a río revuelto, ganancia de pescadores”, intenten volver al escenario político, seguros de que el país ha olvidado sus acciones ligadas a este mal.
Es el caso de Sagasti, que ejerciendo la presidencia alentó que se consumase el supuesto fraude electoral para ungir como presidente a Pedro Castillo, en la seguridad de que siendo cogobierno pudiese, en “representación” de su grupo político y de los denominados caviares, seguir viviendo de las arcas del Estado. Hoy Sagasti, en el colmo de la desfachatez, pide el adelanto de elecciones generales y que la vicepresidente (también implicada en supuestos actos de corrupción) asuma la continuidad del Gobierno durante un año más. Tiempo suficiente para actuar bajo el lema: “de nuevo y acomodarse”. Recordemos que en sesiones secretas con el primer mandatario Sagasti propuso que Bruno Pacheco acceda a la secretaría general de palacio.
Otro personaje apodado “el lagarto”, cuya vinculación con la corrupción e inmoralidad es pública, considerando que los peruanos hemos perdido la memoria sobre los procesos que se le sigue en relación las pruebas rápidas de covid, en su intento de asegurar su impunidad se presenta como abanderado de la democracia, opinando sobre la lucha contra la corrupción. No se quedan atrás quienes hoy escondidos tras “tibias opiniones éticas” intentan marcar distancia, luego de haber alentado la aparentemente fraudulenta elección de Castillo, movilizándose y promoviendo el apoyo para luego gozar de prebendas como funcionarios en distintos sectores.
Hoy es público que Pedro Castillo se encuentra implicado y con procesos en curso en relación a una presunta mafia en el MTC, ascensos irregulares en las FF.AA., plagio de tesis para optar el grado de magíster, encubrimiento personal, entre otros. Recientemente hemos tomado conocimiento, por el empresario Hugo Espino, de otro presunto tráfico de influencias: Espino señala haber entregado dinero en efectivo a la cuñada del presidente en palacio, transacción que se realizó antes que gane una licitación por S/ 3.8 millones de soles, admitiendo que los pagos se hicieron sin recibos ni registros. Todas esas acusaciones, en términos morales, incapacitan a Castillo para seguir ejerciendo el cargo como primer mandatario de la república.
La democracia, aún con sus males, es resultado de esfuerzos individuales y colectivos que merecen ser considerados. Y al estar a puertas de conmemorar un aniversario más de nuestra independencia, resulta oportuno valorar el significado de la valentía, del honor, la honestidad y ciertamente la libertad. Con mayor razón cuando hacer política se ha convertido en aventuras de personas ansiosas de poder que esconden o disimulan intenciones atentatorias contra el bien común. Por ello, resulta oportuno entender y asumir lo señalado por Jorge Basadre: “Hay diferentes modos de dormir en la soledad de las tumbas. Bolognesi y sus compañeros están siempre acompañados por un cariño y un respeto espontáneos y multitudinarios porque, al inmolarse, le dieron al Perú algo más importante que una lección de estrategia: le dieron símbolos nacionales, aliento misterioso para el alma colectiva”.
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