LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Guardar calma en el Congreso
Ante las provocaciones de Salaverry

La llamada del presidente del Consejo de Ministros (PCM), Salvador del Solar, a la presidenta de la Comisión de Ética del Legislativo, Janet Sánchez, solicitando que se postergue el análisis del caso de Daniel Salaverry, presidente del Congreso, no solo revela que el Ejecutivo considera al Legislativo una mesa de partes, una especie de dependencia local del Estado, también desnuda el tipo de contubernio entre el titular del Legislativo y el Ejecutivo. El señor Salaverry se ha convertido en un operador político de la estrategia de choque del Gobierno que, con el pretexto de las reformas políticas, pretende controlar las instituciones.
Salaverry es un personaje que, estamos seguros, nunca más regresará a la política, sobre todo porque es una síntesis viviente de todo lo que se puede llamar antipolítica. El señor Salaverry llegó a Fuerza Popular con el apoyo de Joaquín Ramírez. Cuando este cayó en desgracia, Salaverry dejó de ser ramirista y se convirtió en el más feroz keikista en la brutal estrategia de choque con el Ejecutivo. El hombre lideró la errática vacancia de PPK, lideró la difusión de los mamanivideos, la liquidación de los llamados Avengers y Kenji Fujimori, y otras perlas. El objetivo era simple: ganarse la voluntad de Keiko para presidir la mesa directiva. Con esas inocencias que nunca más deben regresar a la política, ella lo puso en el cargo. Y desde allí él se encargó de liquidarla y de participar de todas las estrategias de demolición del fujimorismo. Una falta de ética y síntesis de todas las felonías como nunca se había visto. Si las cosas prosperaron es porque la coalición vizcarrista y los medios tradicionales fomentaron la antipolítica.
El lunes pasado Salaverry hizo una movida, sin consultar a ninguna bancada, para que Kenji Fujimori, Guillermo Bocángel y Bienvenido Ramírez regresaran al hemiciclo, luego de su conocida sanción. El objetivo: contar con algunos votos Avengers para una eventual reelección de Salaverry. Sin embargo el asunto no prosperó, y se desató una moción multipartidaria de censura contra el titular del Legislativo. Más tarde el hombre acumuló otra propuesta de censura por la impertinente llamada de Del Solar a su favor.
¿Qué está sucediendo entre el Ejecutivo y el Legislativo? Todos estos hechos nos señalan que en el Gobierno hay desesperación descontrolada ante la posibilidad de que la oposición encabece una nueva mesa directiva, sobre todo luego del anuncio de que Fuerza Popular apoyaría a Pedro Olaechea, un parlamentario con más que sobradas credenciales para dirigir el Legislativo. Algo más: la eventualidad de que el Poder Judicial levante la arbitraria detención en contra Keiko Fujimori, simplemente genera un cambio radical en el escenario político.
¿Por qué la desesperación del Ejecutivo? Todo indica que el tiempo de gobernar sin gobernar —es decir, de mantener popularidad golpeando al Legislativo sin abordar los problemas reales del país— comienza a culminar. El libreto se agota. Ni Vizcarra ni de Del Solar parecen dispuestos a sacrificar sus vidas y sus libertades, como suele suceder con todos los personajes que violan la Constitución y la Carta Política. En otras palabras, no parecen animados a cerrar inconstitucionalmente el Congreso, al margen de los temores y presiones que les meten a nuestros atribulados congresistas.
De allí que las fuerzas de la oposición necesitan mantener la prudencia y evitar caer en las provocaciones. Jugar a la censura puede organizar ese escenario. Hay que aplicar el viejo aserto: “con razón, con ventaja y sin sobrepasarse”.
COMENTARIOS