LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Caviar anticapitalista y extremista anticapitalista
IDL se pronuncia a favor de radicales antimineros

En las últimas dos décadas de democracia ha surgido el concepto etéreo de “caviar” para definir a un sector de marxistas, o de ex marxistas, que disolvieron sus partidos de cuadros, abandonaron la lucha de clases y el materialismo histórico, y que comenzaron a envejecer y crear patrimonio a la sombra del Estado, durante las administraciones de Toledo, Humala, PPK, Villarán y ahora de Vizcarra.
El llamado caviar siempre representó la imagen de una izquierda light, de una especie de tercera vía o de una forma suave de socialdemocracia que convivía con la democracia y el mercado. Más allá de algunas críticas puntuales al peso excesivo de la tecnocracia del Ministerio de Economía y Finanzas, el amigo caviar se volvió parte del establishment y finalmente llegó a convertirse en el propio establishment. La distancia de los proyectos antisistema, anticapitalistas, era evidente e incuestionable.
Sin embargo, la crisis de Las Bambas —que no es la crisis de una empresa y una comunidad, sino un conflicto de todo el Perú que, de una u otra manera, compromete el futuro de toda la minería nacional— ha descorrido ciertos velos que permanecían ocultos. El Instituto de Defensa Legal (IDL) ha decidido defender abiertamente a los "abogados y dirigentes" que han sido acusados por la Fiscalía de formar parte de “una organización criminal para extorsionar a Las Bambas”. Aquí no vamos a discutir los argumentos jurídicos de IDL porque consideramos que esta ONG, antes que una organización legal, es una organización política. La manera cómo argumentaron en contra del indulto de Alberto Fujimori y la forma cómo pretende justificar el encarcelamiento por tres años de los dirigentes de Fuerza Popular, sin acusación ni juicio, los pinta de cuerpo entero.
Bueno, en IDL se ha decidido ponerse del lado de los antimineros, de los sectores radicales que han bloqueado la carretera para sacar el mineral de Las Bambas hacia el puerto de Matarani. De esta manera IDL se distancia de toda la coalición vizcarrista que impulsó el referéndum, y que hoy sigue del lado del Ejecutivo. Luego de temblores y trompicones, el Gobierno parece apoyar con firmeza al mayor megaproyecto de cobre del país.
¿Cómo explicar esta aparente curiosidad? Una primera aproximación podría ser el asunto ideológico. Si bien los activistas de IDL no tienen que ver con los marxistas que bloquean carreteras, sí representan a un sector ideológico que considera que a más Estado, más derechos y bienestar. Las ONG ambientalistas, de género, de DD.HH. e incluso de defensa del consumidor, forman parte de estas corrientes. La Universidad Católica es el buque insignia de este horizonte cultural. Sobre la base de estos razonamientos si se paraliza Las Bambas —tal como no “pasó nada cuando se bloqueó Conga y Tía María”— no sucederá nada en el Perú. La idea de que el asedio a Las Bambas podría desatar una ofensiva sobre el Corredor Minero del Sur no tiene importancia. Dejar de producir el 60% del cobre nacional es un asunto cualquiera, más allá de que asome la recesión.
La otra posibilidad para explicar la defensa que hace IDL de los radicales antimineros podría ser que las matrices internacionales de esta organización provienen del mismo centro que alimenta la tupida red de ONG y asociaciones de los sectores antimineros.
Sin embargo, más allá de cualquier especulación, es incuestionable que el pronunciamiento de la mencionada ONG desnuda su visión anticapitalista o su indiferencia frente al capitalismo y el sector privado. Y, en ese camino, no se encuentra sola, sino que se abraza con los extremismos anticapitalistas. Dato clave hacia adelante.
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