Desde las reformas económicas de los noventa, la Consti...
A estas alturas es evidente que la resistencia nacional a la asamblea constituyente está posibilitando salvar al modelo económico. El Ejecutivo no puede cambiar el sistema económico, pese a la caída de la inversión privada y el desgobierno nacional. Un desgobierno que se expresa en el avance de la ola criminal en Lima y el abandono de la autoridad estatal en el corredor minero del sur, donde se ubican las minas que producen el 50% del cobre nacional.
El Ejecutivo, entonces, no ha podido cambiar las políticas y leyes en minería, agroexportaciones, ni ha podido controlar precios. La resistencia nacional está logrando que se respete el marco económico de la Constitución. En ese mismo sentido, cabe señalar la urgencia de defender al sector privado en la educación básica y en la educación superior. Es necesario subrayar que en el nivel básico, el sector privado atiende un tercio de la matrícula, mientras los otros dos tercios están matriculados en la escuela pública. En la educación superior sucede todo lo contrario: dos tercios matriculados en la educación privada y un tercio en la universidad pública.
Por estas consideraciones es imposible imaginar cualquier reforma de la educación sin el aporte privado. Según el informe “La contribución económica de la educación privada en el Perú” de Apoyo y Consultoría, en el 2019 el aporte del sector privado representó S/ 20,000 millones. Para entender la importancia del aporte privado basta señalar que en el presupuesto del 2022 se consigna algo más de S/ 35,000 millones para el sector educación.
En este contexto, ¿qué sucedería si se eliminará la educación privada? ¿Cómo así se lograría incrementar el presupuesto de educación en casi el 60% del total? ¿De dónde se sacarían los recursos? Los comunistas y colectivistas creen que la riqueza y los recursos fiscales se crean por decretos.
Por ejemplo, como efecto de la pandemia y la quiebra de las familias, más de 300,000 estudiantes del sector privado se han visto en la necesidad de trasladarse a los centros educativos públicos. Sin embargo, el 70% de la infraestructura de los colegios públicos está en crisis (léase falta de agua y de desagüe). Al Estado entonces le saldría mil veces más barato financiar becas temporales para que las familias mantengan a sus hijos en los centros privados, antes que los colegios públicos asuman lo imposible.
Para seguir entendiendo la trascendencia del sector privado en la educación nacional se debe señalar que, según el mencionado informe de Apoyo, en el 2019 la educación privada representó el 60% del PBI de la educación, aportó a la recaudación tributaria S/ 1,200 millones les y contrató a 228,000 docentes; es decir, al 36% de los docentes a nivel nacional.
El mito acerca de que el sector privado de la educación “no paga impuestos” se cae en el acto. Pero eso no es todo. El mito sobre que “la educación privada solo es para ricos”, igualmente, se cae. Según el señalado informe de Apoyo, en la educación básica el 73% de los alumnos pertenece a los sectores C, D y E. En la educación superior el 74% de los matriculados pertenece a los sectores C, D y E.
Otro dato más para despejar cualquier duda: antes de la pandemia, el 60% de los alumnos de los colegios privados pagaban menos de S/ 300 soles.
Pero no solo se trata de cobertura, de pensiones asequibles para los sectores emergentes, sino también de calidad. Según el informe del Observatorio Educativo, en el 2018, la prueba PISA (siglas, en inglés del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes) evalúo a 8,020 estudiantes de 15 años. Un universo que representaba el 73% del sistema escolar nacional. En lectura, los colegios privados obtuvieron 457 puntos (sobre la “línea de base”, que separa a los “aprobados” de los “desaprobados”) y los colegios estatales 381 puntos (debajo de la línea de base). En el Observatorio Educativo se señala que, si en la prueba PISA solo se tomaran en cuenta los resultados de la educación privada, el Perú subiría 21 puestos en la tabla, a 28 puntos de los países de la OCDE.
Como se aprecia, sin educación privada es imposible imaginar la reforma de la educación.
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