La dialéctica del libre comercio

El comercio con el mundo reduce pobreza y diversifica la economía

Según información que acaba de proporcionar la Asociación Nacional de Exportadores (Adex) las exportaciones de palta Hass peruana a China sumaron US$ 183 millones. De otro lado, es bastante conocido que nuestro país es uno de los principales proveedores de uvas al gigante asiático debido a la calidad que alcanza este cultivo en el país. Semejantes noticias nos revelan el papel irreemplazable que cumple el libre comercio en la diversificación de la economía del país. 

En la última década las llamadas exportaciones con mayor valor agregado han crecido en volumen en más de 200%, muy por encima de las tradicionales. El año pasado, pese a la crisis económica global, los envíos no tradicionales aumentaron en 5%. ¿A qué viene todo esto? En los actuales tiempos de desaceleración económica se suele señalar que la alternativa es impulsar la diversificación industrial con mayor protagonismo estatal. Es decir, se propone que el estado elija ganadores para diversificar nuestra industria y nuestras exportaciones.

Sin embargo tales propuestas de corte estatista olvidan que, en la actual situación del comercio mundial, no hay posibilidades de diversificar una economía al margen de los tratados de libre comercio. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que los precios de los commodities son productos que se transan a nivel mundial a través de los diversos mecanismos de intercambio en tanto que la posibilidad de exportar productos no tradicionales depende de acuerdos bilaterales. Es decir, para exportar minerales no se necesita TLCs, pero para vender afuera productos agroindustriales, maquinarias o muebles de madera se necesita de acuerdos comerciales o multilaterales.

El Perú actualmente tiene TLCs con 17 países que concentran alrededor del 82% de nuestros envíos no tradicionales y si las cosas no han avanzando más es porque el estado no ha asumido su tarea en desarrollar reformas que agreguen competitividad al país e incrementen el crecimiento potencial de nuestra economía. La ausencia de predictibilidad de nuestras instituciones, el déficit de infraestructuras, el retraso de la reforma educativa y de salud, explican que la economía peruana no haya aumentado sus niveles de diversificación. Si faltan carreteras y energía es más complicado que se generen industrias.

Una vez más, si las cosas no han avanzado más en la dirección correcta es porque el estado se ha convertido en una verdadera rémora del crecimiento y la diversificación. En el sentido de no acompañar la impresionante apertura comercial. Ante los retrasos, la izquierda siempre sienta en el banquillo de los acusados al libre comercio y al mercado en general y exige más protagonismo estatal no obstante que el Leviatán ni siquiera asume sus responsabilidades en justicia, carreteras y otros.

Es en este contexto que debemos entender la oposición y la campaña que la izquierda ha desatado en contra del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP). Los argumentos son los mismos que se usaron en contra de los TLC con Estados Unidos y China, los mismos miedos y los mismos psicosociales.

En cualquier negociación para un acuerdo de libre comercio un país pierde algo y gana otros espacios. Es indudable que el Perú ha cedido en algunas cosas, pero ha ganado el impresionante crecimiento que ha reducido la pobreza del 60% de la población a 22%. Es decir, ha ganado el futuro.