En el corredor minero del sur –que integran las regiones...
Los ataques y destrucción de las plantas de Gloria y Laive en Arequipa han dejado en la ruina a más de 6,700 ganaderos que vendían leche a las mencionadas empresas. La producción de leche fresca nacional es de más de 6 millones de litros por día. Un 43% del total se concentra en las cuencas del sur (Arequipa, Moquegua y Tacna) y en las del norte (Cajamarca y La Libertad). Y las empresas Gloria, Laive y Nestlé compran más del 50% de la producción nacional.
La destrucción de las plantas de Gloria y Laive, dos empresas emblemáticas de la industria láctea nacional, entonces, destruirá la economía de más de 6 mil familias, es decir, de más de 30 mil personas. Las empresas no pueden acopiar como antes. En este contexto, la inevitable pregunta que emerge es, ¿por qué las vanguardias comunistas que impulsan una insurrección contra el Estado de derecho -luego del fallido golpe de Castillo- se proponen destruir la empresa privada?
Las interrogantes se vuelven más acuciantes cuando reparamos que la insurrección contra la Constitución y el Estado de derecho ha destruido el 90% de la actividad turística del sur, cuando las empresas turísticas y las cadenas de hoteles sureñas ha comenzando una ola de despidos masivos, cuando todas las micro y pequeñas empresas (pymes) están casi quebradas por la caída del más del 50% de las ventas durante las campañas navideñas, y cuando la violencia y el terror han obligado a cerrar la mayoría de mercados populares. En Puno, miles de familias lloran por la desgracia económica que significará la pérdida de todas las inversiones y proyecciones planteadas para los carnavales de La Candelaria en febrero.
Como se aprecia con absoluta claridad la insurrección, que promueve el Movimiento por la Amnistía de Derechos Fundamentales (Movadef) y las corrientes comunistas y colectivistas vinculadas al eje bolivariano, no solo es la responsable directa de la lamentable muerte de más de 40 peruanos, sino que promueve abiertamente el incremento de la pobreza y la desesperación de las familias del sur.
El ataque comunista a empresas emblemáticas como Gloria y Laive pretende crear una iconografía de terror que vincule “la pobreza con la inversión privada”. La quiebra de los negocios familiares y de las pymes también es parte de ese objetivo de relacionar la pobreza con el modelo. Sin embargo, un análisis superficial de las cifras, en el acto, revela que la brujería comunista es una simple hechicería que no resiste el menor análisis.
No obstante, los evidentes problemas del modelo económico, desde la vigencia de la Constitución de 1993, el crecimiento basado en la inversión privada y la desregulación de mercados durante tres décadas, ha permitido triplicar el PBI y reducir la pobreza del 60% de la población a 20% antes de pandemia (hoy está en 25%) y engrosar las clases medias y los sectores no pobres como nunca en la historia. De ese total de reducción de pobreza, el 75% se explica por la inversión privada que genera empleo y el resto es aporte del Estado. Algo más. La inversión privada aporta el 80% de los ingresos fiscales y el 80% del empleo en el país.
La profecía comunista acerca de que el empresario y el capital expropian la riqueza de los trabajadores – a través de la plusvalía- es otro conjuro mágico que tampoco resiste el menor análisis. Si el trabajo fuese la fuente de la riqueza bastaría crear 200 empresas estatales -como en la época del velasquismo del pasado y el chavismo de Venezuela de hoy- y poner a los trabajadores a producir sin parar, tal como sucedió en los países de la ex Unión Soviética. Como todos sabemos, las fábricas soviéticas se convirtieron en fábricas de pobreza masiva.
La única posibilidad de crear riqueza se produce a través del precio que surge en base a la oferta y la demanda en los mercados, a través de la demanda de los consumidores. Y los únicos que pueden entender esa lógica de la creación de riqueza son los innovadores; es decir, los empresarios. Las familias quebradas del sur del Perú, hoy como nunca, comprenderán las desgracias que desencadenan las brujerías marxistas.
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