Dardo López-Dolz
Terrorismo y Foro de Sao Paulo
Es crucial que el Congreso no delegue facultades sobre seguridad ciudadana
Muchos peruanos parecen no recordar que quien, usando petrodólares, convenció de trabajar coordinadamente a todos las organizaciones guerrilleras y grupos terroristas de Iberoamérica en la Coordinadora Continental Bolivariana fue Hugo Chavez, pionero del Socialismo del Siglo XXI, doctrina que constituye la espina dorsal del Foro de Sao Paulo, presidido una vez más por Lula. Por tanto me cuesta esperar UNA decisión para derrotar una vez más al terrorismo comunista mientras se coquetea con Lula, a cuyo encuentro corrió la Presidente forzando la constitucionalidad.
El ataque del lunes en Putis demanda definiciones del Gobierno peruano, más allá de tibios tuits de pésame, cuyo eje verbal no debió ser “pacificación” sino victoria. Los peruanos aprendimos, con la sangre de nuestros compatriotas, que en presencia de terroristas, la paz solo es posible tras la victoria. Venimos sufriendo un incremento en la violencia criminal, iniciado por los presos oportunamente “escapados” de cárcel venezolanas desde el inicio del éxodo calculado, en claro uso de la migración como arma contra el Perú, táctica bolivariana de guerra asimétrica importada, que también viene siendo usada contra Europa y EE.UU. Más razones para apartarse de los sátrapas del Foro de Sao Paulo y de sus evidentes mentores.
Sobre Sendero Luminoso, llevo años insistiendo, junto a otros pocos analistas, que es un grave error conceptual (deliberadamente inducido para que bajemos la guardia) concluir que como los integrantes actuales de la banda terrorista se financian con otras actividades ilegales, han abandonado su ideología y sus planes. La banda terrorista Sendero Luminoso solo ha mutado.
En medio del escenario descrito, insisto que es crucial que el Congreso no ceda su misión de legislar y ser contrapeso y no delegue facultades sobre seguridad ciudadana y si lo hace, no incluya la legislación sobre armas de fuego, pues hacerlo abrirá las puertas a un caballo de Troya. Entiendo que hay temor entre muchos congresistas a una posterior campaña de desprestigio que busque culparlos de la inseguridad reinante “por no dejar gobernar”. Pero una mirada realista a los escenarios, con cabeza fría, lleva a concluir que su estabilidad ante el 2026 está garantizada, salvo que Dina Boluarte renuncie. Y ella no tiene ni pizca de ganas de hacerlo.
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