Carlos Adrianzén
Manual del elector: segunda entrega
Cinco consejos para que los peruanos no sigan votando mal
Cumpliendo mi encargo, les presento la continuación del “Manual para el elector peruano”. Se trata de un elector, que pensándolo bien y recordando los temas de las discusiones cotidianas en el país… no debe haber cambiado mucho en los últimos años. A pesar de ello, no olvidemos que éste -si realmente se hubieran contado los votos jamás habría escogido ni al oscuro Pedro Castillo, ni a congresistas como doña Jhakeline Katy Ugarte, miembro –últimamente– del encabritado ‘Bloque Magisterial de Concertación Nacional”. Una legisladora tan deplorablemente educada, como para proponer que quienes han aportado a la ONP –un fondo de reparto– puedan recibir un dinero del cual no son, ni cercanamente, propietarios. Un robo a todas luces. Vale la pena ponderar que, de ver la luz esta iniciativa, el servidor público que la haga cumplir quebraría innumerables leyes y la más elemental lógica de un esquema de reparto. Nadie anticipó hoy que doña Jhakeline y sus cómplices congresales sean responsabilizados penalmente por tamaño exabrupto. Aunque en el Perú de estos tiempos, la Ley se cumple poco… y se cambia mucho.
Es justamente sobre estos ámbitos sobre los que enfocaremos la segunda entrega. Puntualmente, cómo hacer para evitar votar por futuros Pedros, Aníbales, Césares, Darwines, Mirthas, Betssies o Jhakelines. Aquí enfocaremos reglas para dilucidar prontuarios e ideas, detrás de las propuestas. Ergo, las razones para discriminar.
A modo de recorderis insistiré en el núcleo de la primera entrega. Que la izquierda y la derecha sí existirían. Que solo la persistencia constante en uno de estos extremos -el rechazo a la opresión- sería algo bueno, justiciero, defensor de los pobres y que nos encarrilaría al desarrollo. Que en el Perú actual prevalecen regímenes de Opresión Socialista y/o Mercantilista. Que, por décadas, la economía y la política peruanas han caminado de la mano, para mal. Y que estas inclinaciones ideológicas nos han llevado al atraso, pobreza y extrema corrupción burocrática.
Es decir que todos estos regímenes elegidos o tolerados –desde Velasco, Toledo, Kuczynski, Viscarra, Castillo, Sagasti hasta Boluarte– nos han dañado a ritmo congruente con su intensidad opresora. Aunque usualmente a cada uno de ellos se les presente por las pócimas románticas de corte extremista, senderista, mercantilista, socialcristiana, socialdemócrata o pragmática y se vendan como diferentes, todos implicaron un vector opresor variopinto. Localmente, resultarían pues irrelevantes las etiquetas de derecha, o de centro. Desde los noventas -con índices que miden la opresión económica y política- los diferentes gobiernos peruanos fueron solo de centro izquierda o izquierda radical. Ergo, registran índices de libertad bajísimos.
Recordado esto, vayamos al punto. La clave aquí implica que usted no deje de discriminar. Que analice la lógica de las ofertas de cada quien. Que se atreva a tirar al tacho sus viejas creencias y emociones. Que, es inteligente discriminar entre el trigo y la paja.
Para facilitarle esto les ofrezco como guía cinco criterios:
- Escoja al bendito menos malo: Aun si a usted no le importa nada y ha perdido toda esperanza que el Perú mejore, por favor esfuércese y hágalo por los demás y más frágiles. Más que el voto en blanco, el voto superficial es una traición a los demás. Por ello vote siempre por el que le parezca el mejor. Es decir, el menos malo. Y hacer esto es fácil. El peor candidato le contará otra vez que es nuevo, que tiene las manos limpias, que somos muy ricos y que solo es cuestión de distribuir nuestras supuestas riquezas. Y este, ni bien lo engañe, rápidamente dará la espalda y -por supuesto- culpará a la clase política tradicional o a extranjeros.
- Ojo con el fraude nuclear a toda elección. Elegir bien no implica figuras, sexos o cercanías. Que sea su paisano, o que comparta sus preferencias extra electorales no sirve de mucho. El gran fraude detrás de toda elección se descubre cuando recordamos que se elige a un gobernante, no a un generoso candidato. Un personaje moderado, tacaño, extraño, antipático y hasta feo, puede ser lo que el país necesita de presidente y/o congresista. Y éste - institucionalmente dañado, ergo pobre- es exactamente el perfil de lo que necesitamos. Recuerde, elegimos Gobernantes, no Candidatos. Se necesitan adultos, no Niños patanes, ladrones e impresentables. Si usted no cambia, por favor no se queje. Y nótelo bien: la centro-izquierda y el filo-senderismo conocen su gran debilidad emocional y educativa. Lo han deformado desde la escuela primaria hasta en los medios de comunicación.
- Ojalá que los candidatos sean bocones. Como revisábamos en la primera entrega, un candidato será ganador si ofrece lo que usted desea que le ofrezcan. Pero, terrible como suena, usted se equivoca con ininterrumpida recurrencia. Me remito a sus elecciones pasadas (ladronas, ineptos, abusivos, etc.). Casi sin excepción. Por ello es bueno que la candidata o candidato sea una bocona o bocón; y le cuente cuáles serían sus propuestas. Si lo escucha con atención y cierta racionalidad, descubrirá que es solo otro fanfarrón. Solo así, usted quebrará sus funestos antecedentes como elector de golpistas, pituquísimas damitas-manos-limpias, indígenas contestatarios o extranjeros financistas. No les pida, escúchelos hablar. Vociferan, Insultan; están desesperados por enriquecerse; empobreciéndolo a usted y su familia.
- El candidato que ofrece poco… no es un loco (ladrón o inepto). El que ofrece poco probablemente, o tiene buenos asesores, o tiene integridad. No lo querría engañar. Tal vez lo quiera servir. O simplemente, percibe ajustadamente la situación del país. Que los anteriores gobernantes, o no han sembrado, o han saqueado. Que no hay cosecha para distribuir. Que, más bien hay que ahorrar un buen tiempo para poder sembrar o podar. Que habrá que comunicarle a la masa de peruanos en todo el país que no recibirá nada grande de la burocracia… salvo sacrificios. El difunto y coquetón presidente norteamericano John F. Kennedy -ya electo- repetía que no debemos pedir… sino aportar al país. Mucho más frontal –nadando en medio del atraso y la extrema corrupción burocrática heredada de los izquierdistas argentinos– el recientemente electo presidente Javier Milei, se atrevió a hablarle claro a su gente y repetirles: No hay plata. Pues en el Perú post Boluarte quien le asegura que en el país sobra la plata o no sabe o lo está engañando. No hay plata, tampoco. No aún.
- Vote por el que ofrezca sangre, sudor y lágrimas. Considerando todo lo que falta por hacer en cada poblado del Perú (en áreas de salud, educación, defensa, seguridad ciudadana, infraestructura y pago de la deuda que tomamos irrenponsablemente, no crea que el Perú actual que hay Plata como Cancha. Por supuesto, si usted cree o siente que ya somos una economía libre y de mercado, que ya hicimos la tarea y que el puerto de Shanghái nos llevará inexorablemente al mundo del progreso- ergo, que es el momento de gastar y elegir un paisano nuevecito, se equivoca hasta la médula. Y recuérdelo bien. Usted, su familia, vecinos y amigos -en los años venideros- tendrán implacablemente lo que se merecen. Y nada más, aun con suerte.
Siempre fuimos los dueños de nuestra suerte
Usted no depende de otros. Mírese al espejo. Usted es quién votará o tolerará a otro pillo en el poder. Y por supuesto, también usted es quién –tal vez– tolerará otra elección trucha.
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