Dardo López-Dolz
Los límites demográficos de la autodeterminación
Para no caer en extremismos regionalistas

En medio de mayúsculos escándalos de corrupción en el Gobierno Central del España y en el Gobierno de la autonomía Catalana, esta última decidió dinamitar todo y ha causado un lío tan gordo que ha logrado ocultar la preocupación ciudadana por sus fechorías. El recurso desesperado no es nuevo en la historia, bien lo sabemos peruanos y argentinos. El corrupto dictador Juan Velasco Alvarado casi nos mete en 1975 a una guerra para superar su debacle política, y a inicios de los ochenta la dictadura argentina fue más lejos en similar intento.
Desde el advenimiento de esa nueva forma de imperialismo dictatorial autodenominado “socialismo del siglo XXI”, basado en los servicios de inteligencia cubanos vendiendo sus servicios al mejor postor (China e Irán en ese orden), se ha hecho omnipresente una fórmula que pocos advierten, expandir los límites de la decisión popular electoral hasta romper la necesaria solidez unitaria de un país. Así vemos reiterados intentos plebiscitarios, exigencia de consultas populares locales y regionales para cualquier cosa (pasando por encima de la decisión y el bienestar del resto del país), y belicosas protestas locales invocando un derecho inexistente a atropellar la tranquilidad del prójimo y frenar el desarrollo del país, a cuya economía luego exigen todo.
Si aprovechando una eventual continuidad del timorato manejo inicial de Rajoy el absurdo catalán llega a prosperar, no nos sorprenda ver réplicas aymara hablantes, apelando a una supuesta unidad histórica que nunca fue, como bien ha demostrado el abogado e historiador Fausto Alvarado. La prensa estadounidense muestra un coordinado entusiasmo mayoritario por el poco fiable resultado del ilegal conteo de votos por la misma generalitat que la convocó (en las redes circulan videos de actas que ya estaban llenas antes de la pseudo votación). Un entusiasmo inversamente proporcional al que muestran esos mismos medios por las banderas de la confederación flameando. Es decir secesión sí, pero para el resto del mundo. Si Texas, California, Alaska o Nebraska intentasen ir un poco más allá de su habitual lenguaje regionalista, la cordura no se haría esperar.
Lo que viene sucediendo en Cataluña obliga a llamar la atención sobre la necesidad de crear conciencia en nuestra juventud acerca de los necesarios límites demográficos del derecho a la libre determinación de los pueblos, so riesgo de llevarlo a extremos regionales o locales, con efectos políticos de bomba de racimo. El carácter unitario o federal que recoge la Constitución de un país puede recibir opiniones académicas, pero no es susceptible de ser votado por colectivos locales o regionales.
Es curioso además el doble rasero con que cierta prensa mira para otro lado cuando un gobierno bolivariano (autoritario y dictatorial en esencia) reprime a su población mientras grita hoy airada porque la policía nacional española cumple con la obligación de detener a los que delinquen y además insultan, escupen y agreden a las fuerzas del orden. Ojo, cuando las fuerzas del orden ejercen la violencia para reprimir el delito de sedición y detener a los que delinquen no se produce un uso abusivo de la fuerza, sino el cumplimiento de su deber y una de sus razones para existir.
Atentos que dudo que el intento en Cataluña sea la única cuña que pretendan clavar. Divide y vencerás.
Dardo López Dolz
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