Los camioneros contra Trudeau

Es posible que hayan visto en las noticias el llamado “convoy de la libertad”, un convoy de camioneros canadienses que actualmente ocupa Ottawa. El convoy de la libertad originalmente trataba de oponerse a los mandatos de vacunación del gobierno federal para los camioneros que cruzan la frontera de los EE. UU., pero ahora se ha transformado en una protesta más amplia contra los mandatos de vacunación en general, el gobierno liberal de Trudeau y la inflación.

La historia comienza el 15 de enero, cuando el gobierno canadiense impuso un mandato federal de vacunación que requiere que todos los camioneros no vacunados que regresan a Canadá a través de la frontera de los EE. UU. se pongan en cuarentena durante dos semanas y presenten pruebas negativas de covid antes de regresar a Canadá. Anteriormente, los camioneros y otros trabajadores esenciales estaban exentos de la ley de cuarentena. En respuesta, el domingo 23 de enero, un grupo de camioneros en la Columbia Británica, que se oponía al mandato, inició un convoy con la intención de viajar a lo ancho de Canadá hasta Ottawa.

Las protestas se tratan, básicamente, de un conflicto entre la idoneidad de las políticas públicas y su impacto en las libertades personales, como también su efecto en la inflación. Canadá importa alimentos de EE.UU. por un valor aproximado de US$ 21,000 millones cada año, y las cadenas de suministro ya están tensas gracias a la pandemia y la escasez de mano de obra.

Cuando el convoy llegó a Ottawa el 29 de enero, la policía estimó que había entre 1,000 y 2,000 vehículos, aunque vale la pena decir que los organizadores del convoy informaron que los números eran más altos: entre 36,000 y 50,000 camiones pesados. El convoy de la libertad terminó paralizando el centro de Ottawa, y Trudeau tuvo que ser trasladado a un lugar secreto para garantizar su seguridad.

Asimismo, la protesta recibió acusaciones sobre la presencia de imágenes nazis, a lo cual Trudeau respondió que la libertad de expresión, reunión y asociación son piedras angulares de la democracia; pero que el simbolismo nazi, las imágenes racistas y la profanación de los monumentos conmemorativos de guerra no lo son. Y describe la protesta como una pequeña minoría marginal que tiene puntos de vista inaceptables y no sigue las ciencias. Otros funcionarios estatales describieron el descenso del convoy en Ottawa como una insurrección nacional y un asedio. Los organizadores, por su parte, insistieron en que las protestas fueron pacíficas y solo tenían que ver con el mandato de la vacuna.

La presencia de grupos radicales es inevitable. Con una gran protesta, los grupos radicales siempre se subirán al carro; y para ser justos con los organizadores, es poco lo que pueden hacer para detenerlos. Y aunque han habido algunos arrestos y daños limitados a la propiedad estatal, las protestas parecen en gran parte pacíficas.

Si bien Trudeau descartó enviar al ejército el domingo por la noche, la policía antidisturbios comenzó a desmantelar el campamento de camioneros. El lunes, después de 10 días de protestas, el alcalde de Ottawa, Jim Watson, declaró el estado de emergencia en la capital canadiense otorgando al gobierno más poderes para dispersar a los camioneros.

Ese es el llamado convoy de la libertad. ¿Se ha excedido el gobierno de Canadá con sus mandatos de vacunas? Los manifestantes definitivamente piensan que sí, oponiéndose principalmente al mandato de vacunas, al impacto del mandato en la inflación que ya está alcanzando un máximo del 4.8% en 30 años, y a algunos simplemente les desagrada Trudeau. El convoy recibió una atención sustancial de los medios no convencionales, incluso atrajo el apoyo del ex presidente Donald Trump, quien llamó al primer ministro Justin Trudeau un lunático de extrema izquierda que ha destruido Canadá con locos mandatos.