Felipe Tudela
La nueva bandera
Expresa los deseos de la izquierda radical
La reciente propuesta ciudadana que busca cambiar la bandera nacional, presentada por la ex integrante de Perú Libre y ahora congresista de Perú Democrático, Nieves Limachi Quispe, ha generado una fuerte polémica. Esta propuesta parlamentaria tiene una fuerte influencia del libro “Innovemos y enmendemos el color y diseño de nuestra bandera nacional” de Marcos Fortunato Mendoza Huamán. Este cambio, propone sustituir la bandera blanquiroja por una de cuatro colores: Azul, verde, amarillo y rojo, con un Sol al lado izquierdo, en referencia al sol de los Incas. El color verde representaría a la selva, el color amarillo a la sierra, el rojo a la costa y el azul al mar; asimismo, el Sol sería una referencia al Sol de los Incas.
La bandera comunica el deseo de los sectores de la izquierda radical latinoamericana de iniciar una profunda reforma estatal que articule las demandas sociales en torno al nacionalismo y al indigenismo. El indigenismo latinoamericano, como ideología, promueve la valoración de las culturas indígenas de la región por encima de las otras, rechazando categóricamente lo europeo (específicamente lo español). Asimismo, creen que Bolivia, Ecuador y Perú comparten pasado, presente y futuro, por lo que apuntan a la integración –en mayor o menor medida– de estas naciones, bajo la bandera del indigenismo.
Aunque en dicha ideología se puede rastrear la idea del buen salvaje de Rousseau, la primera vez que se aplicó de forma práctica fue en la Unión Soviética. Con la creación de la URSS en 1922, se iniciaría la política pública leninista de la korenización o indigenización, dentro de la URSS. La relación entre las repúblicas socialistas (Ucrania, Bielorrusia, Georgia, Azerbaidzhan y Armenia) y la república rusa era la de una federación, y la korenización fue la primera estrategia de la Unión Soviética para integrar nacionalidades no rusas en las administraciones de sus respectivas repúblicas soviéticas.
La razón detrás de esta política era que a Lenin le preocupaba más el peligro del nacionalismo ruso que los nacionalismos de las minorías. La política se denominó korenización o "indigenización", lo que significaba que el Estado hizo esfuerzos considerables para encontrar personas locales para ocupar la administración pública, y les dio preferencias sobre los rusos que vivían en las áreas minoritarias. También significó la promoción de las lenguas y culturas nacionales.
En el Perú, es el mariateguismo el que influencia fuertemente esta ideología, exponiendo que la identidad peruana se desarrolló a espaldas de la tradición del indígena, y que la República peruana es una continuación del Virreinato español, con su sistema de castas aún vigente. Según el mariateguismo, el liberalismo occidental es contrario a las tradiciones provenientes del Tahuantinsuyo; y que, en su lugar, el socialismo es la continuación directa de la doctrina incaica.
Tras la caída de la URSS y la adaptación del socialismo a la denominada cuarta ola del socialismo –en la que el proletario ya no es objeto de revolución, sino ahora son otros colectivos oprimidos– nace formalmente el indigenismo: una rama del socialismo que resume la dialéctica materialista, teniendo como foco de la revolución al indígena. Asimismo, tiene fuerte influencia del fascismo, en el que la figura del indígena es presentada como un ser casi perfecto, pintando una visión utópica de su historia, ignorando la real condición de las sociedades originarias.
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