Carlos Hakansson

La descentralización política, veinte años después

Discursos populistas estimulan los resentimientos contra la capital

La descentralización política, veinte años después
Carlos Hakansson
20 de junio del 2023


La reforma política prioritaria y pendiente es la descentralización. Un proceso iniciado hace veinte años y que debe ser evaluado con profundidad para realizar las enmiendas necesarias. El diseño para toda división territorial del poder, ya sea federal, regional, comunidades autónomas,
Lander alemanes, Cantones suizos, etcétera, responde a tres preguntas básicas: (1) ¿cuáles son las competencias que conserva el gobierno central? (2) ¿cuáles son las competencias que ejerce el gobierno territorial? Y, (3) ¿cuáles son las competencias que ambos comparten? Tres interrogantes que una vez contestadas deben configurar un juego de relaciones políticas para el desarrollo integral de un territorio compuesto por costa, sierra, selva y una cordillera que traza una geografía compleja para su unidad e interconexión a través de caminos, carreteras y autopistas.

La transferencia de competencias en materia de educación y salud se deben evaluar en función a su progresivo desarrollo en el tiempo. De igual modo, las condiciones para inversión pública y privada, aumento de la empleabilidad y bienestar social. Sobre esta base debemos evaluar sus primeras dos décadas, teniendo en cuenta el ejercicio de la subsidiaridad para que las regiones atiendan los problemas más cercanos en su territorio.

Una de las primeras consecuencias de la descentralización fue el avance de los movimientos regionales frente a los partidos nacionales capitalinos. Debemos tener presente que los partidos de alcance nacional con representación regional terminan identificados con las ideas y necesidades de sus ciudadanos, las cuáles deben alumbrar la visión particular de los políticos de la capital. Sin embargo, la ausencia de este efecto natural se debe a su temprana mortalidad tras el final de una campaña o del mandato municipal o regional. A pesar de ello, los movimientos políticos al interior se terminan imponiendo por su cercanía y la crisis interna para la sucesión de liderazgos en los partidos nacionales históricos.

En veinte años de regionalización, los partidos o movimientos conducidos por líderes opuestos a la inversión extranjera, con discursos que manifiestan un claro agravio comparativo con el gobierno central frenaron su crecimiento y sostenido desarrollo. Se trata de un recurso populista para estimular sentimientos encontrados con la capital. Los políticos populistas obran en el corto plazo, a diferencia del estadista que actúa mirando hacia un horizonte más amplio y con resultados no inmediatos. Por eso suele ser un político incomprendido por sus detractores.

En consecuencia, la mala gestión del presupuesto se suele explicar por la ausencia de cuadros técnicos y la corrupción, pero además por un propósito de agudizar las contradicciones como si la mayoría de las regiones fueran versiones pequeñas de estados mal administrados, populistas y contrarios al pluralismo económico. Un estado de la cuestión que favorece la campaña electoral de candidatos radicales que postulan a la presidencia bajo una agenda con recetas conocidas y fallidas en todo el mundo. En ese sentido, si el gobierno electo en julio de 2021 hubiese triunfado en sus propósitos ideológicos, el proceso descrito se hubiese consumado con la restricción de las libertades ciudadanas.

Carlos Hakansson
20 de junio del 2023

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