Martín Taype
Hambre golpea a millones de peruanos
Según un reciente informe de la FAO

A punto de finalizar la segunda década del siglo XXI, uno de los problemas que aún afligen a los países subdesarrollados es el de la pobreza y extrema pobreza. Durante décadas diversos gobiernos han buscado formas de erradicarla, algunos con mayor éxito que otros. Y es que la lucha contra la pobreza también ha sido objeto de múltiples promesas electorales de los candidatos presidenciales, y tema de amplio debate en los ámbitos políticos, académicos, de gremios empresariales y sindicales. Por ello, para efectos de ilustrar este tema, voy a tomar como ejemplo el caso peruano.
Entre los años 2016 y 2018 unos 3.1 millones de peruanos sufrieron hambre por estar subalimentados, lo cual representa el 9.7% de la población. Así lo reportó un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), difundido recientemente por el Diario Gestión (13.11.2019).
Esta cifra es mayor al promedio del trienio entre el 2013 y 2015, cuando se registraron 2.8 millones de peruanos subalimentados, añade el informe "Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe 2019", elaborado junto a la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Unicef y el Programa Mundial de Alimentos (WFP). La FAO define a la subalimentación como la condición de un individuo cuyo consumo habitual de alimentos es insuficiente para proporcionarle la cantidad de energía necesaria para llevar una vida normal, activa y sana.
Debemos recordar que, según datos del INEI, hasta el 2018 se reportaron 6.5 millones de pobres en el Perú (el 20.5% de la población). Perú sigue la tendencia en la región, pues el informe de la FAO reporta que se registran cuatro años consecutivos de crecimiento del hambre en América Latina.
En 2018, el 6.5% de la población regional vivió con hambre, lo que equivale a 42.5 millones de personas. La FAO indicó que la desaceleración económica de los países de la región es uno de los factores que más afecta a la seguridad alimentaria y la nutrición de las personas y hogares, con una repercusión diferente en los diversos grupos de población.
“Esto es especialmente significativo para una región con altos niveles de desigualdad. Por ello es importante contar con políticas, a corto y a largo plazo, que tengan objetivos claros para mejorar la nutrición. Y que permitan aumentar la resiliencia de los hogares y reducir los impactos de las perturbaciones económicas sobre la población, con especial énfasis en los grupos en una situación de mayor vulnerabilidad, según señala el citado informe.
Los pronósticos de crecimiento para el país, de diversos analistas gubernamentales y privados, son de menos de 2.5% para este año. Estoy de acuerdo con esos pronósticos, teniendo en consideración el difícil contexto económico y geopolítico externo, y los factores internos como el impacto de los conflictos sociales, la corrupción, la incertidumbre en los precios de los productos mineros, entre otros. Además se debe tener en consideración que los programas sociales aportan a disminuir la pobreza, pero con un impacto mucho menor en términos porcentuales que el crecimiento económico. Por todo ello. estimo que no es posible disminuir el hambre, la pobreza y la pobreza extrema en el corto y mediano plazo, problemas que golpean a millones de peruanos.
En consecuencia, debemos orientarnos al crecimiento económico. Para ello es imprescindible diversificar nuestras exportaciones y buscar nuevos socios comerciales, sin injerencias políticas. Los peruanos podemos lograrlo.
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