Carlos Adrianzén

España y Venezuela

Economías que caen por la corrupción burocrática y la ineficacia

España y Venezuela
Carlos Adrianzén
11 de septiembre del 2024


Hoy vamos a conversar de dos plazas muy cercanas al Perú. La mayor parte del tiempo me referiré al declive económico español de los últimos años y sus razones. Pero la parte más útil –aunque seguramente la más amarga también– para Nosotros y para Ellos implicará entender sus cifras debidamente torturadas, a lo Ronald Coase.

En primer lugar, le debo advertir que analizando las cosas fríamente, soy consciente DE que –para mucha gente– me habré ganado gratuitamente –y sin merecerlo– el diploma de asustador económico profesional. Me lo habrían otorgado también en los setentas y ochentas analizando lo que se venía venir para Venezuela.

Mi consejo es el mismo que alguien le dió a un difunto presidente peruano, cuando un bisoño economista le repetía –con sus gráficos y tablitas meridianas– que, si no cambiaba el rumbo las cosas se habrían de poner muy mal. El aludido ministro tranquilizó al presidente contándole que solo eran cifras. El resto dibujó solamente la Historia de un declive. 

A usted le repito dos recomendaciones. La primera, que revise las cifras adjuntas con cariño; yo no las publiqué. Y la segunda resulta aún más valiosa. Desprecie el consejo de quienes le contarán que no haga caso a las señales. Que son puro negativismo. Por esto, nunca les haga caso a los rojos, resulten opinólogos o mercaderes. Recuerde que se juegan la vida engañando. Dicho todo esto, en estas líneas lo invito a entender algo de la España actual. Otra nación más que, bordeando un nivel de Desarrollo Económico destacable, ha ingresado en los últimos tiempos hacia una fase de declive económico. Sí. Como la Venezuela de los Social Demócratas zurdos y los Social Cristianos, también zurdos.

Esta vez, estimado lector, me refiero al reino español. Un reino con hiperactivas poblaciones e intereses, que hoy parecería ya no querer ser reino, ni tampoco español. En este esfuerzo enfoquemos primero, lo primero. La Data de la escala española por habitante desde inicios del siglo pasado a la fecha (ver Figura A). 

Tratemos de dibujar una perspectiva factual. España desde los tiempos de la posguerra hasta la llegada al poder de las ideas neomarxistas, dibujó un tremendo milagro económico. Algo inusual globalmente hablando. En dólares constantes, quintuplicó su producto por persona. Me pregunto ¿cuántos millones de españoles dejaron la condición de pobreza? 

Hoy, sin embargo, se nos cuenta que todo se debió a la europeización de España. Sin embargo, es difícil esconder que, durante la mayor parte del periodo, un caudillo impuso orden y brújula. El resto lo hizo el pueblo español, aprovechando el orden y la mayor libertad. Claro que resulta innegable que la guerra civil –donde los pertrechos militares del socialismo alemán mostraron una clara superioridad sobre los pertrechos del socialismo soviético– consolidó como punto de partida una España económicamente destrozada. Pero, insisto, nadie le debe restar el enorme mérito al pueblo español. 

Lo que ha venido sucediendo después es conocido por todos. El desaprendizaje de la propia historia puede resultar algo tóxico. Un pueblo que no valora el coraje de una generación estaría complicado. Estaría, podríamos decirlo, ciego respecto a qué acciones lo hicieron mejorar tanto. Cegado, seguramente por alguna cantaleta ideológica, podría creer que la tarea pendiente –puntualmente el concluir la construcción de una España libre, dinámica y ordenada– ya se superó. Al creer esto, puede caer en la pereza económica. Sí, como gran parte de Iberoamérica, incluyendo al Perú, que cree ilusamente que la tarea pendiente resulta solo algo redistributivo.

Actualmente, la España de Sánchez se caracteriza por oprimir más a sus súbditos e inversionistas. No resulta pues nada casual que, desde mediados de los años setenta y la actualidad, su tasa bruta de inversión se haya reducido diez puntos porcentuales del su PBI. Como descubre el actual presidente de la Argentina las manos de Sánchez serían porosas y sus ideas destructivas. Sus cifras reflejar nítidamente la gestión de una plaza poco amistosa a la inversión. Como sostiene el BBVA, el reino necesita urgentemente borrar incertidumbres y regulaciones. 

De hecho, España se ha convertido en una plaza opaca, que a pesar de su reducción demográfica, en la última década su crecimiento por habitante es casi un punto porcentual menos que el promedio del planeta (fluctuaciones aparte). Pero, ¿qué causó el fin del milagro económico español?

No cae por casualidad

Siempre existe algún porqué para cada cosa… Aunque a muchos les interesa convencerlo que esto no es así, pero España ha transitado impajaritablemente hacia un ambiente neo marxista. Hoy a los españoles no les faltarían razones para preocuparse. Pero no solamente por las últimas agresivas declaraciones de Sánchez. Si analizan la evolución de los estimados de sus prácticas de gobernanza publicadas por el Banco Mundial (ver Figura C) entre 1996-2022, estos irradian estimados normalizados de Corrupción y Eficacia Burocrática, Cumplimiento de la Ley y Calidad Regulatoria -así como el porcentaje de cercanía de cada uno de estos índices a los estándares de una nación percibida como de primer mundo (los EE. UU.)- todos están en caída libre.

La Corrupción Burocrática, el Incumplimiento de la Ley, la falta de Eficacia Gubernamental y la Pérdida de Calidad Regulatoria –como el grueso de las plazas iberoamericanas– ya configuran tendencias persistentes.

Año tras año, los estimados de incumplimiento, tolerancia a la corrupción e ineficacia burocráticas, así como una menor Calidad Regulatoria, se profundizan. Nada es casual. Implican una visión que -como diría el influencer Gustavo Petro- necesita pobres.

Un cambio de esta magnitud en los valores ideológicos de un pueblo sería una opción política comprensible y respetable, a menos que esta resulte económicamente venenosa (ver Figura D). Y la evolución que muestra la data de gobernanza hispana resulta per se abrumadoramente negativa.

Y éste resulta justamente el punto. España se ha subdesarrollado relativamente desde el 2001. Ha perdido 8 puntos porcentuales del producto por persona de un estadounidense. Una caída, para que usted tenga una idea, resulta grosso modo similar a toda la recuperación económica del Perú en el periodo 1990-2012. Este declive es previsible en naciones que caminan hacia el neo marxismo. Esto, no solo ha galvanizado el llamado Milagro Español; sino que ha subdesarrollado la plaza. 

Y nótelo: otra vez, sin que casi nadie hable de ello. Sí. Como sucedió en Venezuela por varias décadas el siglo pasado. Con Leoni, Lusinchi, Pérez y otros; hasta llegar a la aceituna del Martini, Chávez y Maduro (con los cubanitos arriba).

Semejanzas odiosas

No perdamos perspectiva. España es una nación maravillosa. Cultural, académica y futbolísticamente, destaca. Pero, la España de los Sánchez y los Iglesias, no es más un ejemplo a emular en planos económicos. Aunque aún su producto por persona resulte cuatro veces mayor al peruano (como también nos sucedió con los venezolanos en algún momento de la Historia). Actualmente, como los venezolanos de entonces, transitan hacia la izquierda. Y esto resulta algo empíricamente tóxico. Resultan otro ejemplo más de la Gran Divergencia y de la Gran Degeneración, a lo Ferguson. Se vienen alejando persistentemente del primer mundo (ver Figura Bonus). Ojalá reaccionen. 

Y, por favor, no se dejen contar el cuento del Cuco.  Sus cifras son tan preocupantes como son. Si no cambian, pasarán a ser la nueva Albania o Bolivia. Y no olviden que esto ya pasó en Venezuela, como lo grafica –sin anestesia– la última figura.

PD: La numeración de los cuadros es defectuosa. Adrede.

Carlos Adrianzén
11 de septiembre del 2024

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