Javier Agreda
"El camarada Jorge y el dragón": La formación de Eudocio Ravines según Dumett
Un retrato de la sociedad cajamarquina de inicios del siglo XX

Tras el éxito de su extensa primera novela, El espía del Inca (2019), el escritor peruano Rafael Dumett (Lima, 1963) emprendió un proyecto narrativo aún más ambicioso: relatar la azarosa y polémica vida del político y periodista peruano Eudocio Ravines Pérez (1897-1979) en una trilogía de novelas. El primer volumen, El camarada Jorge y el dragón (Alfaguara, 2023), ha sido reconocido con el Premio Nacional de Literatura 2024, lo que confirma la relevancia de la propuesta de Dumett dentro del panorama literario contemporáneo peruano.
Este primer tomo se centra en los años formativos de Ravines, particularmente en su infancia y adolescencia, marcadas por la tutela de su tío, el coronel Belisario Ravines. Figura clave en la historia política de Cajamarca, Belisario es retratado como un personaje de gran peso histórico, tanto por su participación en la Guerra del Pacífico (“paladín de San juan, Chorrillos y San Pablo”), como por su actividad política, pues fue dos veces prefecto de Cajamarca y una de Amazonas. Si bien el título de la novela sugiere que el relato girará en torno a Eudocio, en realidad es Belisario el verdadero protagonista, porque su presencia domina los pasajes más intensos y mejor logrados de la narración, desde sus experiencias en la guerra hasta su trágica y prolongada agonía.
Dumett construye su relato con una minuciosidad descriptiva que recuerda a la novela del novecientos. Su prosa se detiene largamente en la recreación de la vida doméstica en la casa del coronel Ravines, ofreciendo una detallada crónica de las dinámicas familiares y las jerarquías sociales dentro del hogar: quiénes almorzaban en el comedor principal y quiénes en la cocina, el papel de las hijas del coronel, el trato dispensado a los hijos "ilegítimos", etc. En estos pasajes, la novela se convierte en un fresco de época, en el que el machismo y el racismo emergen como pilares ideológicos de la sociedad cajamarquina de inicios del siglo XX.
El joven Ravines, a quien en la novela todos llaman "Shito", es retratado como un niño dotado de una memoria prodigiosa y una avidez insaciable por la lectura. La novela subraya su precoz habilidad para memorizar largos pasajes bíblicos y su fascinación por los libros que descubre en la biblioteca de su tío. No obstante, las señales de su futura radicalización política apenas se insinúan. Quizás el único indicio de su tránsito ideológico se encuentra en su temprana obsesión por Vida de Jesús (1863) de Ernest Renan, obra que presenta a un Cristo desprovisto de atributos divinos, capaz de errores y traiciones. Este detalle –el paso de los textos bíblicos al ateísmo de Renan– parece anticipar los cambios políticos que lo llevarían a transitar desde el comunismo hasta la extrema derecha, en un itinerario marcado por el radicalismo y el exilio.
El episodio central de la novela es, sin duda, la masacre de Llaucán, un hecho histórico que Dumett reconstruye con rigor documental y dramatismo. En 1914, Eleodoro Benel, un terrateniente que arrendaba parcelas a campesinos, decidió elevar desproporcionadamente el monto de los arriendos. La reacción no se hizo esperar: alrededor de 300 familias tomaron la casa hacienda administrada por Benel e iniciaron una huelga de pago. En respuesta, un contingente de 150 soldados, liderado por el prefecto Belisario Ravines, fue enviado a sofocar la revuelta. Sin embargo, la situación se salió de control cuando los campesinos, armados con palos, piedras y cartuchos de dinamita, rodearon a los soldados. Estos, asustados, dispararon primero al aire y luego directamente contra la multitud.
“No hay cifras exactas del número de muertos en Llaucán. Jorge Basadre refiere que fueron más de ciento cincuenta, entre mujeres, niños y ancianos; pero los testimonios de los testigos más cercanos elevaron el número hasta 400”, dice el investigador Carlos Contreras. Y aunque Belisario Ravines fue el principal responsable de la masacre, la única sanción que recibió fue la destitución de su cargo como prefecto. Sin embargo, el pueblo cajamarquino no olvidó ni perdonó. La familia Ravines se convirtió en blanco del desprecio colectivo, y la hostilidad de sus paisanos terminó por minar la salud del propio Belisario.
Poco antes de morir, el coronel designó a Eudocio como administrador de sus propiedades, pero el joven rehusó asumir esa responsabilidad. En un acto que marca el final de su vínculo con Cajamarca, el 5 de marzo de 1917 Eudocio Ravines, a los 20 años de edad, deja su tierra natal y se dirige a Lima, donde iniciará su vertiginosa carrera política. Este acontecimiento cierra la novela y deja planteado el camino para el segundo volumen de la trilogía, que seguramente explorará los inicios de su militancia y su temprana adhesión al aprismo.
Con El camarada Jorge y el dragón Rafael Dumett reafirma su oficio narrativo y su riguroso trabajo de investigación, que esta vez le ha permitido construir un entramado de historias secundarias que retrata acertadamente la sociedad cajamarquina de principios del siglo XX. Sin embargo, la decisión de centrar esta primera entrega, de más de 250 páginas, en la figura de Belisario Ravines la lleva hacia una temática y unas estrategias narrativas muy próximas a las de las novelas del primer indigenismo. Habrá que esperar las siguientes entregas de la trilogía para ver cómo Dumett aborda la accidentada y radical evolución política de Eudocio Ravines.
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