Martín Taype
Contracción de la economía peruana
Nueva previsión para el presente año: -20%

Indudablemente el golpe que viene asestando la pandemia del coronavirus, a nivel mundial y a nuestro país, es devastador; no solo en términos de salud y vida, sino también en términos económicos. En un reciente reporte de BBVA Research, publicado en la edición digital del diario El Comercio el pasado 30 de mayo, la entidad señala que su nueva previsión para el año 2020 indica que la economía del Perú sufrirá una contracción de entre 12% y 20% lo cual está influenciado por factores como la dificultad para contener la propagación de la pandemia, prolongando la paralización de actividades productivas y el confinamiento de las familias, así como las dificultades en el reactivación de determinados sectores y la demora en la implementación de las políticas de apoyo que el Gobierno ha diseñado.
Por el lado de la demanda, durante el primer trimestre del año, el gasto privado se contrajo alrededor de 5%, destacando el retroceso de la inversión en casi 17%. Además, la liquidez se redujo debido a la brusca disminución de las ventas de las empresas. Asimismo, el informe detalla que el gasto de los hogares disminuyó en 1.7% en términos interanuales, por el inicio del confinamiento, que dificultó la realización de las compras. Y también por el deterioro del empleo e ingresos de muchos hogares, en particular los de aquellos que dependen del trabajo independiente o informal. Una condición adicional es el aumento de la cautela para gastar y la dificultad para encontrar bienes y servicios que usualmente se encontraban en mercados y centros comerciales.
Según BBVA Research, los indicadores disponibles de actividad, como la disminución en la producción de electricidad o la inversión pública del Gobierno, apuntan a que el retroceso será más pronunciado que en el primer trimestre del año. Dicha posibilidad se sustenta en las reiteradas extensiones de la paralización de distintos sectores productivos, que abarcó buena parte del segundo trimestre antes del anuncio de su paulatino reinicio, así como en el confinamiento de las familias.
Con respecto a este informe debo expresar que coincido en la proyección de la contracción de nuestra economía, de acuerdo al avance implacable de la pandemia en las últimas semanas. En estos difíciles momentos considero que el Gobierno tiene que tomar las medidas económicas más adecuadas para atenuar en algo el golpe, pero teniendo presente siempre que primero esta salvaguardar la salud y vida de las personas. Se reciben muchas críticas con respecto a la duración de la cuarentena, pero al respecto debo señalar que por los resultados, a la fecha, sería temerario e irresponsable levantarla.
En cuanto al funcionamiento de las empresas públicas y privadas, considero que el uso de herramientas tecnológicas como el teletrabajo vienen siendo de mucha utilidad y eficacia en la región, por lo que su uso debería de masificarse en nuestro país en todas aquellas actividades que pueda ser aplicable. Asimismo, se debe seguir aplicando aún después de levantada la cuarentena y estado de emergencia sanitaria. Una decisión que debe ser cuidadosamente tomada de manera técnica y objetiva, dado que la inmovilización social es un medio eficaz para contener el contagio masivo de esta pandemia; y que debe necesariamente ir acompañada por el acatamiento responsable de la población y el refuerzo de nuestro sistema de salud, lo que incluye infraestructura, equipamiento y recurso humano médico, dado que la vacuna contra el coronavirus puede tardar al menos un año en desarrollarse.
No se trata de entrar en el dilema entre la economía y la vida. Sin preservar la salud y vida de los trabajadores no se podrá reactivar la economía. Por lo tanto, no se puede hablar de flexibilizar las medidas para proteger a los trabajadores, sino cuidarlos al máximo porque son el activo más importante de toda organización.
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