Editorial Política

Tensión fronteriza con Colombia y renovación de las FF.AA. de Perú

Convergencia que los peruanos deben desarrollar al margen de diferencias

Tensión fronteriza con Colombia y renovación de las FF.AA. de Perú
  • 11 de agosto del 2025

 

Es evidente que el presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha desatado una lógica de permanentes provocaciones hacia el Perú. No solo con sus impertinentes declaraciones diplomáticas sobre un supuesto diferendo limítrofe, sino también con incursiones policiales y militares sobre territorio nacional. Luego de conocerse que un avión de combate A-29 Súper Tucano de la Fuerza Aérea Colombiana sobrevoló territorio peruano se conoció que la V Zona Naval de La Marina de Guerra del Perú interceptó a una brigada de policías colombianos que pretendían desarrollar una inspección en la isla de Santa Rosa.

Las cosas, pues, están más que tensas, porque el presidente comunista de Colombia necesita de una tensión permanente en la frontera para ocultar los problemas internos en la política nacional del norte. Sin embargo, a la luz de estos hechos el Perú está en la obligación de procesar un debate nacional sobre el papel de las fuerzas armadas en la construcción del desarrollo, la paz y una política de disuasión en la región. Es un debate del que ningún peruano de buena voluntad puede escapar y ninguna posición facilista del progresismo puede eludir.

La historia nacional y los hechos de la realidad nos obligan a procesar un asunto tan urgente para la peruanidad. Quizá habría que señalar que, ante los argumentos del progresismo acerca de “que se debe invertir en temas de pobreza y no en aviones de guerra”, más allá del efectismo argumental, habría que señalar que el peor castigo para los pobres de cualquier sociedad es una guerra exterior. Vale subrayar que los mercados y la inversión privada son los únicos agentes reales de reducción de la pobreza. 

Y la historia nos ha demostrado que solo una fuerza militar disuasiva logra la paz. Por otro lado ante el argumento, igualmente progresista, acerca de que el lenguaje de los mercados y las mercancías, el lenguaje de la diplomacia ha reemplazado los lenguajes de la guerra y de la paz de los siglos pasados, habría que señalar que la guerra entre Israel e Irán, entre Rusia y Ucrania, entre India y Pakistán y entre Camboya y Tailandia, nos dejan en claro que el razonamiento progresista es una suma de buenos deseos y revela una voluntad de ignorar la realidad.

El Perú es el tercer país con territorio más extenso en Sudamérica –luego de Brasil y Argentina– y las costas peruanas del Pacífico albergan los puertos más importantes de esta área y, por su calado natural, están llamados a conectar con las costas del Atlántico y toda la zona del Asia Pacifico, la zona de más crecimiento y expansión en las últimas décadas. Por otro lado, el país alberga uno de los mares más ricos y productivos de la región y un desierto natural que se está convirtiendo en una de las despensas de agroexportaciones más importantes del planeta. Asimismo, en el vientre de las Cordillera de los Andes está una de las reservas probadas de cobre más importantes del planeta. ¿Qué país, qué clase política puede ignorar la urgencia y necesidad de construir y organizar una de las fuerzas armadas más poderosas de la región? A menos que haya una voluntad antipatriota no se puede.

Como lo ha señalado el excanciller Francisco Tudela, desarrollar unas fuerzas armadas modernas y eficaces para garantizar la paz en la región es como comprar un seguro médico. Casi nunca se usa, pero cuando se utiliza suele salvar las vidas de los asegurados. De allí la necesidad de la urgencia de comprar los 24 cazas de guerra de última generación, de adquirir un satélite de comunicaciones que unifique en un mando digital a las tres armas y provea internet a 20,000 poblados del país que, en las próximas décadas, no conseguirían acceder a la internet.

Igualmente, de allí también la necesidad de continuar con la modernización del Ejército, la Marina de Guerra y los convenios científicos y tecnológicos con Corea del Sur.

Y un tema adicional, pero fundamental. La reciente historia nos enseña que los países que construyen fuerzas armadas disuasivas son los que desarrollan los mayores espacios de libertad política y económica. Es decir, cuando existe democracia y mercados se posibilita la expansión y el aumento de la riqueza nacional y, por lo tanto, el Estado tiene los recursos posibles para construir unas fuerzas armadas del siglo XXI para la paz.

  • 11 de agosto del 2025

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