La comisión de Constitución del Congreso de la R...
En el mundo contemporáneo “lo burgués” alude a una posición económica y social arbitraria; es decir, a una posición o riqueza que no nace del trabajo, del esfuerzo en los mercados y en la producción. El burgués en la sociedad actual, y también en la peruana, tiene una naturaleza parasitaria en la sociedad. En otras palabras, succiona la riqueza social sin haberla producido, sin tener nada que ver con ella.
Una de las preguntas que emerge al respecto es si este concepto de lo burgués hoy puede ser asociado a la clase capitalista, al empresariado que produce la riqueza de una sociedad. Es evidente que una aproximación de ese tipo no tiene lógica; sobre todo luego del colapso del modelo soviético, en donde la idea de clase capitalista y el parasitismo social, de una u otra manera, estaban asociados, muy vinculados. Sin embargo, el colapso del modelo soviético en el siglo XX dejó en claro que sin clase empresarial, sin clase capitalista ni mercados, las sociedades no producían riqueza y comenzaban a convertirse en verdaderas fábricas de pobreza. De alguna forma las relaciones entre clase capitalista y parasitismo se desvaneció. Sin empresarios no había riqueza.
Luego de la experiencia colectivista del siglo XX el concepto de lo burgués vinculado a la naturaleza parasitaria en la sociedad –en el sentido de no producir la riqueza social–, entonces, pasó a identificar a todos los sectores económicos, sociales, políticos y culturales que reclaman o procuran una renta o una posición sin producir riqueza. El vehículo para reclamar rentas sin generar riqueza, obviamente, es el Estado, el sistema institucional fundamental de todas las estrategias y propuestas colectivistas y distribucionistas.
A estas alturas, entonces, ¿quiénes representan a lo burgués en la sociedad moderna y en la peruana? Es evidente que los sectores progresistas y, en nuestro país, los llamados caviares que han pretendido conducir el Estado sin formar partidos políticos ni ganar elecciones; pero, sobre todo, criticando al capitalismo, el único modelo que produce riqueza. De alguna manera, en el Perú, en las últimas tres décadas, ha surgido una clase media vinculada a la empleocracia estatal o al denominado sector caviar de la sociedad, que ha colonizado la mayor parte de los ministerios del Estado.
Para entender la magnitud de las cosas vale señalar que el Perú tiene un PBI de más de US$ 240,000 millones, de los cuales alrededor de un tercio es consumido por el gobierno central, los gobiernos regionales, los municipios y las empresas estatales. El gasto estatal en el país es exageradamente alto para una sociedad de ingreso medio como la nuestra, con cerca del 30% de la población bajo pobreza. ¿Por qué el gasto es tan exagerado? Porque se han creado ministerios ideológicos, sin ningún criterio de eficiencia y con el único objetivo de sostener a una clase media estatalista que parasita de la riqueza nacional. De un total de 19 ministerios, sin mayores exageraciones, la mitad de ellos son absolutamente prescindibles: por ejemplo, el Ministerio de la Mujer, el Ministerio del Ambiente o el Ministerio de Cultura.
El concepto de lo burgués, por el uso del lenguaje y las prácticas sociales, pues, debe ser asociado a las izquierdas progresistas –en el Perú, el llamado sector caviar– que, paradójicamente, suelen invocar la igualdad y la libertad absolutas, la consciencia social y la lucha por los pobres para consolidar sus “posiciones burguesas” en la sociedad.
En cualquier caso, cuando los fundadores del marxismo pretendieron asociar a la clase capitalista la naturaleza parasitaria en una sociedad, al concepto de lo burgués para convertir el concepto de la plusvalía en propaganda, nunca imaginaron que, luego de dos siglos, ese concepto se volvería en contra de los progresistas, neomarxistas, caviares y neocomunistas de la actualidad.
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