La comisión de Constitución del Congreso de la R...
Si bien es cierto que en el mensaje presidencial de Fiestas Patrias la presidente Dina Boluarte reconoció la importancia de las inversiones en minería, agroexportaciones , pesquería e infraestructuras, se hizo evidente que la identidad ideológica de este gobierno sigue siendo de izquierda.
Durante el largo y tedioso mensaje de más de cinco horas, la presidente Boluarte subrayó que el Estado, el gasto estatal, es la gran fuente de creación y redistribución de riqueza. Quizá por ese motivo cuando resaltó la importancia de la inversión pública no mencionó que, en las últimas tres décadas, la inversión privada representa el 80% del total de la inversión en la economía, aporta el 80% de los ingresos del fisco y provee el 80% del empleo nacional a través de los mercados formales e informales.
Por otro lado, cuando la jefe de Estado habló de la fusión de cuatro ministerios y la creación del ministerio de Infraestructuras en ningún momento mencionó la trayectoria del déficit fiscal y la necesidad de recuperar la disciplina macroeconómica de las últimas tres décadas, que convirtió al Perú ejemplo planetario. Al respecto, vale recordar que la proyección del déficit fiscal para este año se ha ampliado de 2% del PBI al 2.8% por la incapacidad del Estado en la racionalización y reducción de gastos. En esta situación existe directa responsabilidad del Ejecutivo y el Congreso por el incremento del gasto corriente. Por ejemplo, el Legislativo acaba de aprobar el nombramiento automático de más de 100,000 docentes sin concurso ni evaluación de méritos y sin que existan las plazas correspondientes en el presupuesto nacional.
La obsesión presidencial en el aumento de la remuneración mínima vital, que se planteó incrementar a fines del 2024, luego de la correspondiente discusión en el Consejo Nacional del Trabajo del Ministerio del Empleo y Promoción Social, revela que en el Ejecutivo no se ha entendido que pretender fijar salarios y normar derechos al margen de la productividad de las empresas solo incrementa la informalidad de la economía.
En el Perú más del 80% de las unidades empresariales son micro y pequeñas (mypes) y un aumento del salario mínimo vital arroja a una gran cantidad de ellas, que sobreviven en la formalidad, a la informalidad; o convierte en imposible el ingreso a la formalidad de las pymes que están fuera de la legalidad.
En el gobierno de Dina Boluarte, entonces, se ha entendido la importancia de la economía y la inversión privada, pero se mantienen las concepciones erróneas de la izquierda latinoamericana sobre el papel del Estado en la creación de la riqueza, los asuntos macroeconómicos y el papel de la legislación laboral en la prosperidad de los trabajadores. Semejantes concepciones, de una u otra manera, influirán decisivamente en el curso de las reformas económicas hacia el 2026.
Por ejemplo, si bien el Ejecutivo señaló la importancia de destrabar los proyectos hídricos de la III etapa de Chavimochic, Majes Siguas II, Chinecas y Alto Piura, en ningún momento se mencionó la urgencia de aprobar un sistema de asociaciones público privadas para gestionar los proyectos, mantener las infraestructuras y vender las tierras a los potenciales inversionistas del sector. Asimismo tampoco se señaló la importancia y la urgencia de contar con una nueva ley de promoción agraria para promover inversiones en las miles de hectáreas que se ganarán al desierto. De pronto, el Estado aparece como el único actor de la puesta en valor de más de 200,000 hectáreas para las agroexportaciones. Algo que sabemos que es imposible.
¡A reflexionar, pues!
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