Editorial Política

Continúan los intentos de sobrevalorar lo indígena en el Perú

Una respuesta a las agendas identitarias progresistas

Continúan los intentos de sobrevalorar lo indígena en el Perú
  • 10 de abril del 2025


Luego de que el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) diera marcha atrás en su intención de eliminar las categorías "mestizo" y "blanco" del próximo Censo Nacional 2025 —a realizarse entre agosto y septiembre—, sectores de la izquierda radical han persistido en su intento de generar confusión alrededor del proceso censal. Recientemente se denunció que la inclusión de las categorías "blanco" y "mestizo" promovería políticas de exclusión y discriminación, impidiendo el adecuado reconocimiento de los pueblos originarios o etnias indígenas.

Esta afirmación es, a todas luces, falsa. Según los últimos censos y encuestas en el país, más del 70% de la población peruana se identifica como mestiza. Si se elimina esa categoría, ¿cómo se identificaría esa mayoría? ¿Acaso se busca invisibilizar a más de dos tercios de los peruanos?

En este contexto, corrientes radicales de izquierda, así como movimientos neomarxistas y colectivistas, han denunciado una supuesta intención de excluir a los pueblos originarios de la representación en el censo. El congresista Alejandro Cavero envió recientemente una carta al INEI proponiendo una nueva formulación para la pregunta sobre autoidentificación étnica. En lugar de la pregunta del censo anterior, Cavero propone lo siguiente: “¿Usted considera que es una persona: blanca, mestiza, indígena, negra o afroperuana, mulata, oriental u otro?”

Sectores de izquierda, como la ONG Servindi, afirman que esta propuesta busca “desaparecer cualquier rastro de las identidades originarias y las lenguas ancestrales”, reduciendo las respuestas únicamente al idioma que se habla actualmente. Sostienen que se está eliminando una herramienta de autoidentificación clave utilizada en el censo anterior. En ese censo, la pregunta formulada fue: “Por sus costumbres y sus antepasados, ¿usted se siente o considera?: 1) Quechua 2) Aimara 3) Nativo o indígena de la Amazonía 4) Perteneciente a otro pueblo indígena u originario 5) Negro, moreno, zambo, mulato, pueblo afroperuano o afrodescendiente 6) Blanco 7) Mestizo 8) Otro”

Esto plantea una interrogante clave: ¿por qué las preguntas sobre identidad étnica deben centrarse en el pasado o los ancestros? ¿Por qué se insiste en fomentar una memoria étnica en lugar de promover una memoria cultural común basada en el mestizaje, que es la realidad de la mayoría de peruanos? ¿Por qué insistir en diferenciar, en lugar de destacar la convergencia identitaria que representa el mestizaje?

La tendencia a sobrevalorar la presencia indígena en el Perú responde a estrategias ideológicas del progresismo, el wokismo y el eje bolivariano, que buscan sobrerrepresentar a los llamados pueblos originarios dentro de un proyecto de república plurinacional con equidad de género. Esta “democracia identitaria” promueve la representación basada en grupos étnicos, minorías sexuales o cualquier diferenciación posible, en lugar del principio de igualdad ciudadana donde cada persona vale un voto.

En Bolivia, por ejemplo, Evo Morales y el MAS utilizaron esta estrategia para acceder al poder, eliminando la identidad mestiza del discurso oficial y exaltando lo indígena. Hoy, Bolivia se declara una república plurinacional con 36 nacionalidades, algunas de las cuales cuentan con apenas 200 o 300 personas. Así se construyó una hegemonía política sustentada en la sobrerrepresentación de minorías y la supresión de la identidad mestiza.

En Chile, la reciente Convención Constituyente impulsó una propuesta similar: una república plurinacional con equidad de género. A pesar de la escasa población indígena en ese país, se pretendía reconfigurar el Estado a partir de estas identidades. La propuesta fue rechazada rotundamente por la mayoría de votantes.

En el Perú, el fallido intento de golpe de Estado de Pedro Castillo también tenía entre sus pilares la instauración de una república plurinacional con equidad de género. Esta visión, impulsada por sectores de izquierda, busca establecer un régimen especial para los llamados pueblos originarios, al amparo del Convenio 169 de la OIT. Este convenio sustrae a las comunidades campesinas —que son, en realidad, mestizas y resultado de siglos de mestizaje entre lo hispano y lo andino— del cumplimiento de la Constitución y las leyes nacionales, otorgándoles el derecho a la consulta previa.

La llamada “consulta previa” ha paralizado una considerable parte de la cartera de proyectos mineros del país, que supera los US$ 63,000 millones, afectando seriamente el crecimiento económico y el desarrollo del capitalismo en el Perú. Esta estrategia de reforzar la identificación indígena a través de preguntas sobre los ancestros no es inocente. Es una táctica política de las corrientes radicales, progresistas y neocomunistas para tomar poder, incluso a costa de distorsionar la memoria cultural de los peruanos.

El Perú es, en esencia, una creación mestiza. Todos sus colores, sabores y sonidos son fruto del mestizaje entre la tradición hispánica y la herencia andina. No permitamos que se borre esa identidad común.

¡Que viva el mestizaje del Perú!

  • 10 de abril del 2025

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