La guerra del odio

Una aproximación al origen y la naturaleza del conflicto palestino-israelí.                                                                                                              

Conmovidos e impotentes, contemplamos hoy como dos pueblos del mismo origen, Palestina e Israel, se enfrascan en un nuevo enfrentamiento armado que, hasta el martes, ya había dejado 595 muertos palestinos e israelíes, así como unos 100 mil refugiados que huyen de las zonas palestinas bombardeadas por las fuerzas armadas judías en respuesta a los miles de misiles lanzados por al grupo armado radical Hamas contra territorio israelí.

El origen de estos conflictos se remonta al año 1948 del siglo pasado, cuando la proclamación del nacimiento del estado de Israel dentro de territorios de Palestina desató la primera de las cuatro guerras árabes-israelíes registradas hasta ahora. La ONU decidió reconocer a los dos estados, Palestina e Israel, uno dentro del otro, sin que existan fronteras entre ambos, creyendo que así se resolvería el problema, pero se equivocó, pues las tensiones han continuado manifestándose en choques armados recurrentes como el que presenciamos estos días.

Las tensión se agravó desde el 2013, cuando el grupo radical Hamas llegó al gobierno. Hamas es una organización político-militar que practica el terrorismo, predica la eliminación de Israel, y está estrechamente ligada al régimen teocrático y totalitario de Irán, archienemigo de los israelíes.

A juicio del Francisco Tudela, especialista en política internacional, el conflicto entre Israel y Palestina es tan complicado que, para solucionarse, tendrían que cambiar radicalmente la geopolítica y relaciones de poder en el Medio Oriente, algo muy difícil en el corto o mediano plazo.

Lamentablemente, lo que hay en las raíces de este conflicto se resume en una palabra: odio. La actual crisis fue desatada por dos crímenes de odio. Primero extremistas palestinos asesinaron a tres seminaristas israelíes, luego un adolescente palestino fue asesinado por ultrasionistas, y de inmediato empezó la escalada militar.

Coincidimos con Francisco Tudela en que no se debe hacer juicios políticos de esta tragedia, pues más allá de si en Israel hay democracia y en los estados árabes autoritarismo, el tema de fondo, histórico y social, es que los palestinos y judíos se sienten incompatibles y se niegan por igual a compartir el mismo territorio. Hay demasiado encono y en gran medida el crecimiento del odio es responsabilidad de las potencias que lo alentaron durante la Guerra Fría que duró 45 años.

Por eso este portal considera que la Cancillería peruana, bajo el liderazgo del embajador Gonzalo Gutiérrez, ha hecho bien en abogar por el cese de las hostilidades en la Franja de Gaza y porque se reanuden las negociaciones en busca de un acuerdo que ponga fin definitivamente al conflicto entre Israel y Palestina, países a los que el Perú reconoce por igual como estados independientes.

Hacemos votos desde aquí para que la paz se restablezca en Gaza cuanto antes y para que los dos pueblos enfrentados encuentren el camino de la reconciliación que los conduzca a convivir pacíficamente.