Amordazando con “inversiones”

Autoritarismo venezolano inaugura nueva modalidad de acallar prensa independiente                                                                                     

El régimen autoritario de Nicolás Maduro acaba de coronar con éxito su nueva modalidad de castrar la libertad de prensa en Venezuela, comprando los medios de prensa independientes como último paso de todo un largo proceso de asfixia económica que ha obligado a los propietarios a vender. Estamos ante una receta antidemocrática y totalitaria que tiene el mismo objetivo de todos los regímenes de izquierda marxista: someter a la prensa libre.

La última víctima ha sido el centenario diario El Universal de Caracas, último reducto de los defensores de la democracia cautiva, que hace poco fue comprado por inversionistas desconocidos que prometieron continuar la línea editorial independiente del régimen, y que nadie sería despedido. Un mes después sacaron las garras. 40 columnistas críticos del gobierno fueron echados a la calle y la línea editorial dio un giro de 360 grados. Han desaparecido los titulares de portada sobre la escasez, las disputas internas del régimen, la inflación, la caída de la popularidad de Maduro, etc. Nada de eso se toca.

Los nuevos dueños siguen en el anonimato pero ya todos dan por hecho que son gente del régimen o muy vinculada a éste.

Los propietarios de El Universal fueron en realidad presionados al máximo para que vendan su diario. Primero llegaron las amenazas y agresiones de las turbas chavistas, después el régimen endureció la legislación de prensa, posteriormente restringió la importación de papel para diarios y el acceso a los dólares necesarios para importar los demás insumos de la industria periodística. A todo esto se sumó la caída de la publicidad privada, y el boicot publicitario de las entidades estatales a los diarios independientes. Con todas estas medidas, la economía de las empresas periodísticas fueron minadas desde sus cimientos y sus propietarios se vieron ante el dilema de cerrar sus negocios o venderlos.

En el siglo pasado, los regímenes autoritarios y totalitarios tomaban por asalto los medios de comunicación y los confiscaban en el nombre del “derecho a la información del pueblo” y de una “verdadera libertad de prensa para el pueblo”. Así ocurrió en Cuba, en la ex Unión Soviética y en los países detrás de la llamada “cortina de hierro” socialista (Europa del este). Hugo Chávez también lo intentó. El 2007 clausuró la cadena de televisión RCTV, pero la presión política internacional lo obligó a “innovar” en materia de autoritarismo.

En el Perú vivimos una experiencia similar en 1970 y 174, cuando la dictadura de izquierda del general Juan Velasco, que gobernó con el apoyo del Partido Comunista y la CGTP, confiscó los principales diarios, radioemisoras y canales de televisión con el pretexto de entregarlos “al servicio de los sectores sociales organizados”. Como ocurre hoy en Venezuela, aquello también fue una farsa porque al final esos medios fueron manejados por directores nombrados por la dictadura que los convirtieron en voceros propagandísticos del régimen. Esta situación duró hasta 1980, cuando el entonces presidente constitucional Fernando Belaúnde restauró la libertad y les devolvió los medios a sus legítimos propietarios.

Antes de someter a El Universal, la dictadura autoritaria de Nicolás Maduro ya había atrapado en sus tentáculos - bajo la misma modalidad de compra por “inversionistas” misteriosos- a otros dos diarios, Ultimas Noticias y El Mundo, así como al canal Globovisión y a la cadena de radioemisoras FM Center. Todos ellos son ahora gobiernistas.

Estamos evidentemente ante una estrategia encubierta de castramiento de la libertad de prensa orientada a silenciar las voces críticas del gobierno de Maduro, por lo tanto las naciones democráticas y la prensa libre instamos a que esta situación sea denunciada en todos los foros internacionales como una nueva fórmula totalitaria de acallar al periodismo independiente.