La educación digital en peligro en el Perú

Es difícil entender las razones o las causas de la disposición 033 de la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu), que establece que la educación online en las carreras universitarias de pregrado solo puede tener un 80% de virtualidad con un 20% de presencialidad. ¿Cuál es la razón para exigir un 20% de presencialidad como criterio de calidad en la malla curricular? ¿Acaso hay un estudio que señala que los problemas de la oferta educativa online provienen de la falta de presencialidad? Es evidente que no. Estamos ante prejuicios infundados.

Uno de los problemas inmediatos es que la mencionada disposición 033 nos pone al margen de la tendencia mundial de la digitalización y los cambios profundos que se producen entre educación y la IV Revolución Industrial. Poner un freno de mano arbitrario a la digitalización es ponerse de espaldas al vendaval de cambios en la educación. Otro de los problemas es que la medida es excluyente con las familias de menores recursos y con los estudiantes de provincias alejadas que utilizan la educación digital para sortear las limitaciones económicas y las distancias geográficas. Al respecto vale recordar que, según diversos estudios, solo tres estudiantes acceden a la educación superior de 10 egresados de la educación básica.

Sin embargo, lo que llama la atención de la disposición 033 es que se abandona el espíritu de la reforma desarrollada en el Congreso, que buscaba el diálogo de todos los sectores y modelos de universidad: pública, asociativa y societarias. De allí las modificaciones en la composición del consejo directivo de la Sunedu que posibilitó la elección de las nuevas autoridades.

La actual gestión de este organismo parece retornar a los estilos del pasado control progresista que buscaba eliminar modelos de universidad (privada) y sistemas de enseñanza, basados en prejuicios y criterios ideológicos. Prejuicios inviables, considerando que, en la actualidad, la universidad pública cuenta con 320,000 estudiantes, mientras que los claustros privados tienen alrededor de 1.3 millones de estudiantes. Vale anotar que se calcula que alrededor de 450,000 estudiantes en el Perú utilizan el sistema online de educación.

Pero la disposición 033 no solo pone un freno de mano a la digitalización en el país, sino que colisiona con políticas de Estado fundamentales para nuestro proyecto de sociedad. Por ejemplo, la Política Nacional Técnico Productiva establece que en el 2030 debería existir una cobertura del 50% en la educación superior. En Perú apenas estamos en 33%, mientras que en Chile y Colombia se llega al 55%. ¿Cómo se avanza en la ampliación de la cobertura en educación superior con la disposición 033?

Asimismo, la decisión de la Sunedu de restringir la educación digital en las carreras universitarias de pregrado también colisiona con el Proyecto Educativo Nacional –considerado una guía de las políticas de Estado en el país– que establece el objetivo de una virtualización intensiva y universal de la oferta educativa en el Perú. Asimismo, el Plan Nacional de Competitividad en camino al ingreso del país a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se propone la calificación y formación del capital humano en base a la digitalización. ¿Cómo se pueden alcanzar estas metas con restricciones a la digitalización educativa?