Uno de los mayores triunfos de la sociedad peruana es el haber...
Carlos Lutgens, gerente general de la Cámara de Comercio y de la Producción de Arequipa, confía en un entendimiento entre Francisco Sagasti, presidente de la República, y Elmer Cáceres, gobernador de Arequipa, respecto al inicio del proyecto de cobre Tía María. Según Lutgens, “la capacidad conciliadora y el discurso que genera consenso” acompañan a Sagasti. “Sin duda, Tía María es importante para la reactivación económica de Arequipa”, señaló Lutgens a la Red de Comunicación Regional (RCR).
Como se sabe, en diciembre pasado el Consejo de Minería (CM) ratificó la licencia de construcción de mina de Tía María, después de un intento de revocación por parte de Cáceres. De esta manera, Southern Peru –concesionario de Tía María– está legalmente habilitado para comenzar la construcción de la mina, por haber cumplido con todas las exigencias establecidas por ley. No obstante, la minera prefiere postergarlo hasta un mejor momento, de mayor calma y de ánimos dispuestos por parte de las autoridades locales y la población. Así también posterga la construcción de las carreteras de acceso a las operaciones mineras, del ferrocarril para unir la mina con la fundición de Ilo en Moquegua, de las canchas impermeabilizadas para la producción de cobre mediante el proceso de oxidación y lixiviación, de los campamentos y, entre otras obras, de la planta desalinizadora de agua de mar (para no utilizar el agua del sistema hídrico del sur).
La oferta laboral para todas estas obras es de 9,000 puestos de trabajo inmediatos que, en la práctica, ocuparía a la mayor parte de personas económicamente activas de la provincia de Islay y alrededores. Vale señalar que, desde hace años, Southern ha desarrollado programas de capacitación de jóvenes, en instituciones técnicas de prestigio. Esos jóvenes serán los primeros convocados. Tienen trabajo asegurado porque han sido preparados en soldadura, manejo de maquinaria pesada, electricidad, mecánica y otras especialidades vinculadas a la minería y construcción.
No obstante las enormes posibilidades de desarrollo que ofrece Tía María, el proyecto (de US$ 1,400 millones para producir 120,000 toneladas métricas de cobre al 99.99% de pureza) es atacado por el marxismo y la izquierda antiminera. En los 20 años de vida útil de la mina, 4,800 familias dependerán directa e indirectamente del proyecto, y los puestos de trabajo reducirán grandemente los niveles de pobreza y desempleo en Arequipa.
Asimismo, por el canon minero, se elevarán los presupuestos de las municipalidades de los poblados de influencia minera. Según el Ministerio de Energía y Minas (Minem), Tía María generará un canon anual de más de US$ 150 millones. Con el inicio de Tía María, continuarán con mayor vigor los múltiples convenios de cooperación relacionados con la educación, la salud, el cuidado del medioambiente y las actividades económicas (ganadería y agricultura) de los poblados.
Las ventajas del proyecto están garantizadas. Sin embargo, todavía existen pobladores de buena voluntad confundidos por los relatos falsos respecto a la contaminación del medio ambiente y uso de agua. Las oenegés del ambientalismo ideológico desarrollan mitos y leyendas antimineros y los difunden por todos los medios a su alcance. Mienten respecto a la contaminación de los sembríos del valle de Tambo y minimizan la producción de cobre por lixiviación, el proceso minero más amigable con el medio ambiente. Las canchas donde se deposita el mineral para el proceso de oxidación son impermeabilizadas para impedir filtraciones. Además, los polvos producidos en la mina no llegarán a los cultivos por la distancia entre la mina y el valle de Tambo; y porque esos polvos, por principio físico elemental, se dirigen hacia espacios con menor presión barométrica (las alturas) en lugar de hacia el nivel del mar.
Cualquier consideración técnica es desatendida por los antimineros. Su estrategia apunta a detener la economía del país y generar temor y violencia, con el fin de crear climas adversos a las inversiones. Esta estrategia es parte de una mayor, que pretende señalar que el sistema ha fracasado con el fin de implantar un gobierno de corte estatista y controlista, antidemocrático y contrario al mercado y a las inversiones privadas.
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