Jorge Varela
Un gobernante que se cae de maduro
El desvarío expansionista del chavismo

¿Cómo explicar lo que acontece en Venezuela? La grave tragedia humanitaria que allí tiene lugar y la crisis político-institucional que ha demolido sus cimientos democráticos son no solo el reflejo del nefasto socialismo del siglo XXI, tan alabado por los seguidores del marxismo-leninismo, y tan vilipendiado por sus víctimas inocentes del mismo.
Para ser precisos, Venezuela mostraba, desde mucho antes que se instalara el ‘chavismo’, los rasgos distintivos de un Estado caótico. La historia es ilustrativa en este aspecto y explica en parte la arremetida delirante del comandante Hugo Chávez y su acceso violento al poder sin límites, proceso totalitario-genocida que se ha profundizado con el actual ´régimen madurista’ y ha derivado en un fracaso total.
Es cierto que sus antecesores –los presidentes Rafael Caldera, Luis Herrera, Jaime Lusinchi y Carlos Andrés Pérez– tampoco fueron capaces de dar salida racional, inteligente y adecuada a la dramática crisis que ya comenzaba a hundir a la denominada ‘Venezuela saudita’. En este sentido la responsabilidad histórica de la Democracia Cristiana (COPEI) y de la Social Democracia es insoslayable e ineludible. Caldera –líder de Copei– fue el gran padrino político de Chávez.
La corrupción, el abuso de poder, la violación de las libertades, la caída del precio del crudo, la fuga de capitales, la creciente deuda externa, la inflación, la escasez de alimentos, precipitaron hace más de 30 años el denominado ‘Caracazo’ y terminaron por sumir a dicho país en la antesala de la convulsión social y del conflicto político que venía.
De ayer a hoy, el drama se acentuó por obra de Chávez y las alucinaciones de su incompetente y fatídico heredero, Nicolás Maduro. Aferrarse al poder a todo trance ha sido la identidad conductora de Maduro. En la aplicación del proyecto bolivariano ha contado con el apoyo de una cúpula militar obsecuente y corrupta aliada al narcotráfico, con la complicidad de jerarcas, jueces y funcionarios serviles faltos de ética y la colaboración de asesores cubanos y de otras nacionalidades (rusos, chinos, bolivianos) comprometidos para imponer por la fuerza un sistema de dominación que viola y sojuzga los valores básicos de la persona humana, mediante el hambre, el control de la información y la manipulación social.
El desvarío expansionista
Quizás otra forma de entender la compleja situación venezolana puede encontrarse en aquella suerte de afán expansionista que consciente o inconscientemente es detectable e identificable en el comportamiento ancestral de varios de quienes fueron sus líderes políticos más destacados durante las últimas décadas.
Este expansionismo imperialista –otra causa originaria del gran desvarío histórico venezolano– se constituyó también en justificación de la proclamada revolución bolivariana que logró encontrar en el petróleo su fermento principal y en la anquilosada doctrina marxista su raquítico sustento filosófico-político: mezcla explosiva que ha aniquilado miles de vidas, pero no la dignidad de una inmensa mayoría de millones de almas sufrientes que deambulan por el planeta buscando su correspondiente espacio de libertad bajo el sol que la promesa de un falso socialismo les negó.
Maduro y la opinión de ex asesores chavistas
Según Heinz Dieterich –ideólogo del socialismo del siglo XXI y ex asesor de Hugo Chávez– “Fidel Castro decía que Maduro tenía que radicalizar la revolución, y que no debía hacer compromisos con la burguesía, porque lo acabarían traicionando”. Esa fue la dirección errónea del viraje, pues “Maduro decidió seguir la propuesta de Fidel”, a pesar del consejo en contra de Lula. “El segundo gran error fue que confiaba exclusivamente en la fuerza de los militares. Y ahí jugaban un papel importante los servicios de inteligencia cubanos”. (entrevista, El Mostrador, 31 de enero de 2019).
Antes de Dieterich, la chilena Marta Harnecker –otra asesora de Chávez– ya había expuesto públicamente algunas discrepancias con el primer conductor de este nuevo socialismo en “Golpes y contragolpes”, texto donde criticó la creación en carácter de partido único del Partido Socialista Unido de Venezuela. (diario La Segunda, 6 de julio de 2007).
Ese “no es el camino de la izquierda democrática, social y libertaria”. “Ese es el camino del estalinismo y de los regímenes burocráticos que sustraen al pueblo la soberanía en la toma de decisiones fundamentales”, escribió, a su turno, el socialista Gonzalo Martner (columna: “De nuevo sobre la izquierda y Venezuela”).
Esta tremenda ignominia contra el pueblo venezolano avalada por una oficialidad militar corrupta compuesta por desquiciados y un Poder Judicial prevaricador ha terminado por eliminar las libertades civiles básicas y aplastar cualquier atisbo de democracia.
¿Qué pensaría el ilustre jurista Andrés Bello al respecto? ¿Qué diría de las ensoñaciones y obsesiones de Maduro? ¿Qué opinaría del enajenado que escucha ‘pajaricos’, devenido en un rufián oscuro, encarnación de lo peor de la utopía socialista? ¿Qué diría?
Por ahora la esperanza de retornar y ser libres continúa siendo para millones de venezolanos la razón principal que los impulsa a luchar por el rescate de su patria amada.
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