Manuel Gago
Trenes jalan coches
Toda donación tiene un costo
Los trenes de Rafael López Aliaga, alcalde de Lima, dejan enseñanzas. La gente debe saber que este tipo de donación tiene un costo. Por ejemplo, si usted obsequia un inmueble debe declarar el monto de la donación. Por ese monto, el donante o donado paga alcabala municipal. Por escritura pública, el beneficiario acepta el regalo.
Asimismo, si usted envía un obsequio por avión, barco, camión o tren debe declarar el monto del envío. Si en el lugar al que llega el regalo está gravado (impuesto), el donado deberá pagar lo que corresponda. Muchas donaciones que llegan al país se pierden y son desaprovechadas porque los donados no tienen fondos para desaduanar los regalos y transportarlos hacía ellos. Por esto, Aduanas de Perú eventualmente remata mercadería abandonada en sus depósitos.
Está claro que los trenes de López Aliaga han sido donados, y que antes de traerlos al país deben ser acondicionados y preparados para evitar daños y facilitar su manipulación durante el transporte. Envolver cualquier encomienda chica o grande tiene un precio, no llega al destino por arte de magia. Además, los que tienen dos dedos de frente saben que el transporte de mercaderías tiene un precio, llamado flete.
En este caso no es poca cosa, son 19 locomotoras y 90 vagones, según Juan de Dios Olaechea, presidente del Ferrocarril Central Andino, “se encuentran en perfecto estado”; es decir, operativos, de disponibilidad inmediata. Si no entendemos esto seguiremos siendo un país de tontos rematados por obra y gracia de ciertos canallas y prensa –por decir lo menos– distanciada de la realidad que inducen a la población a pensar como pordiosera y mal agradecida, haciéndoles creer que por su linda cara todo debe ser gratis, regalado y sin siquiera agradecer.
A propósito del foro APEC de la semana pasada decíamos que a los comunistas locales nada les cuadra, nada les satisface, les incomoda todo aquello que no sea de ellos. Mienten con descaro sin aprovechar momentos como estos para hacer docencia. Pero no, en lugar de luz propagan tinieblas. Hacen que la gente piense como pordiosera. Claramente se trata de una oposición recalcitrante, testaruda y cínica. Critican la donación de trenes que el alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, gestionó para unir Chosica y Lima, con proyecciones al Callao, de manera rápida y segura, en beneficio de las mayorías, de los pobres, de la clase trabajadora que los comunistas y neomarxistas juran proteger. Por ausencia de comprensión lectora no entienden el comunicado de la Municipalidad de Lima sobre los costos del preparado y transporte (flete) de los trenes por venir.
Volvamos pues a las declaraciones de Fernando Barrios, presidente de la universidad Continental, quien dijo que la discusión menuda y farandulera impide atender los temas de desarrollo. Preguntamos entonces, ¿quiénes son caja de resonancia de esas minucias que distraen? ¿No son acaso ciertos periodistas, opinólogos y aspirantes a esta noble profesión desde medios tradicionales y digitales? ¿Acaso la noticia y la opinión no ha sido convertida en novela, en propaganda política, en herramienta de extorsión, en medio de desunión y hasta protector de criminales?
Es bastante fácil opinar para las multitudes, haciendo del periodismo el más vil de los oficios, bastión de amarguras, bajezas e ignorancia, sin esfuerzos por entender el contexto de los sucesos, sin empatía de la que los comunistas juran ser devotos.
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