Piero Gayozzo

Transhumanismo, Elena Postigo y la precaución al futuro

Nuestra evolución está siendo asumida activamente por nosotros mismos

Transhumanismo, Elena Postigo y la precaución al futuro
Piero Gayozzo
24 de octubre del 2025

 

El 2025 ha traído consigo grandes avances en biotecnologías. A inicios de este año un grupo de científicos logró eliminar el cromosoma extra que causa el síndrome de Down en una muestra de laboratorio. También se aplicó por primera vez una terapia genética personalizada para tratar a un bebé de 10 meses. En mayo se terminó la primera fase de aplicación de un tratamiento genético en pacientes con cáncer gastrointestinal. En julio un equipo publicó los resultados de aplicar exitosamente una terapia genética para tratar sordera congénita en 10 pacientes. Hace unas semanas se publicó un estudio en el que se dio a conocer que la precisión de la técnica de ingeniería genética CRISPR-Cas9 había sido mejorada.  

Con el avance de estos tratamientos podemos afirmar que la dirección de nuestra evolución está siendo asumida activamente por nosotros mismos. Tradicionalmente, la evolución biológica se ha caracterizado por la selección indirecta de genes y rasgos a partir de la interacción con el entorno. Sin embargo, la humanidad ha trascendido ese proceso natural, orientando la evolución a su propio favor mediante la cultura, la ciencia y la tecnología. Personas que en otro tiempo habrían muerto a causa de sus limitaciones físicas hoy sobreviven gracias a los adelantos médicos y tecnológicos. En otras palabras, hemos modificado la naturaleza para adaptarla a nuestras necesidades. Este proceso ya implica una forma de eugenesia indirecta, en tanto que seleccionamos de modo no deliberado los rasgos que favorecen la supervivencia y el bienestar. Cuando demos el paso hacia una eugenesia consciente, podremos hablar de una estrategia dirigida a materializar el proyecto transhumanista: superar nuestras limitaciones mediante la tecnología y asumir el control de nuestra propia evolución. La selección deliberada de genes, práctica que ya ha comenzado y que se expandirá en el futuro, representa el tránsito hacia una evolución biológica dirigida de manera intencional.

A pesar de estas posibilidades, existen personas que desconfían o rechazan estos avances. Es legítimo formularnos preguntas al respecto, tales como si esos avances podrán estar al alcance de todos o si podrían ser empleados con fines bélicos; sin embargo, en ocasiones la precaución puede ser desmedida o responder a intereses que son propios a una forma de ver el mundo que no es tan certera. Entre los críticos de la eugenesia y del transhumanismo en el mundo hispano destaca la bioeticista Elena Postigo Solana. Elena, la Directora del Instituto de Bioética de la Universidad Francisco de Vitoria, ha escrito múltiples artículos, así como ha ofrecido conferencias y entrevistas en las que muestra su rechazo al proyecto transhumanista. 

En un reciente paper ofrecí una respuesta al enfoque antropológico de Elena Postigo, el cual considero que es falso. No obstante, en esta breve columna tomaré su participación en la serie de conferencias TEDX. En aquella ponencia hace un llamado a rechazar el transhumanismo y a actuar en función al Principio Precautorio. Esta columna criticará este principio y rechazará su argumento. De acuerdo a Postigo, el transhumanismo es un proyecto que no ve límite alguno en la modificación del hombre.  Para evitar la amenaza que supone, debemos actuar guiados por el Principio de Precaución. De esa manera podremos evitar daños a las personas futuras, como consecuencia de tratamientos no seguros o de algún efecto secundario imprevisto de las modificaciones tecnológicas, y daños al ecosistema. 

Primero, no debe extrañar algunas críticas al transhumanismo por sus objetivos de “evolucionar a la especie humana”. El transhumanismo incluye diferentes proyectos y posiciones tan diversas que apuestan por evolucionar al hombre a través de múltiples estrategias. Algunos apuestan por reemplazar nuestros cuerpos biológicos por avatares robóticos (mind uploading). Esta opción es criticada por algunos, pues no parece muy factible que la mente pueda transferirse de un cerebro a una computadora como si se tratara de un fluido o de una cosa, y en caso se pudiera, no hay garantía de que el nuevo individuo siga siendo la misma persona. Otros apuestan por convertirnos en entidades cyborgs (cibernéticas y orgánicas), ya sea por necesidad para no quedar relegados por la inteligencia artificial o para cubrir funciones que el cuerpo orgánico no puede. Finalmente, otro sector prefiere la mejora únicamente biológica. Mantener nuestros cuerpos, pero eliminando lo negativo y repotenciando nuestras capacidades. Al margen de las estrategias, el proyecto de dirigir la evolución parece que será una realidad, por lo que el debate debería centrarse no en evitarlo, sino en qué versiones de transhumanos serán permitidos y cómo proteger a los individuos de las desventajas futuras. 

Segundo, con respecto al Principio Precautorio (PP). Pareciera que es un punto válido. Nadie quiere emprender una acción que vaya a terminar perjudicándolo o que tenga consecuencias negativas. Sin embargo, el PP no es un principio libre de controversia y el filósofo Max More ha hecho hincapié en ello. Estrictamente, en la versión conocida de Holm y Harris publicada en Nature, el PP dice lo siguiente: “Cuando una actividad genere amenazas de daño grave o irreversible para la salud humana o el medio ambiente, se adoptarán medidas de precaución que eviten la posibilidad de daño (por ejemplo, moratoria, prohibición) incluso si no se ha probado el vínculo causal entre la actividad y el posible daño o si el vínculo causal es débil y es improbable que se produzca el daño”.

La trampa del PP radica en que apela a la precaución, incluyendo a la prohibición, así no se tengan pruebas de la relación de una acción con el daño que tanto se teme. Basta la sola sospecha o temor para que sea permisible truncar todo un proyecto de investigación científica. Esto supone un gran problema, pues el PP puede servir de refugio para temores desmedidos e infundados al futuro, así como instrumentalizado para fines perversos. 

Por un lado, Max More ha hecho notar la existencia de la Paradoja del PP. Esta paradoja es la conclusión de aplicar el PP. Imaginemos que se logra evitar la edición genética como tratamiento por la sola sospecha de posibles errores secundarios, tal cual desea Postigo. Al hacerlo, estaríamos evitando el bienestar de mucha gente futura, pues personas que podrían curarse de diabetes, hígado graso, Parkinson, enfermedades raras, desórdenes genéticos y hasta cáncer no podrían tratarse de manera efectiva. Esto significa que, al intentar proteger, el PP aumentaría el daño a otros. Entonces, es posible aplicar el PP al mismo PP y rechazarlo por sus efectos negativos aun si no son probados. Esta paradoja evidencia la debilidad del PP. Incluso, el PP se hubiera podido aplicar a tecnologías como la energía nuclear, la eléctrica, las vacunas y otras tantas que han mejorado notablemente nuestras vidas. More prefiere que se opte por un Principio Pro-accionista (PPA): “Fomentar la innovación audaz y proactiva; gestionar la innovación para el máximo beneficio humano; pensar en la innovación de forma integral, objetiva y equilibrada.” De esta forma, el PPA recurriría a procedimientos estructurados y objetivos para la identificación de posibles daños, y no solo la intuición o temor. No se debe dejar de hacer algo porque sea impopular, sino porque haya verdaderas razones de peligro. 

Por otro lado, no solo Postigo y sus seguidores se oponen al futuro, sino que los más recalcitrantes izquierdistas también. Para estos radicales, el transhumanismo y el mejoramiento humano son propuestas de un sector de tecno-millonarios que quieren vivir para siempre. Esa izquierda mezquina que tanto dice preocuparse por la gente, también rechaza el transhumanismo para universalizar el sufrimiento de las masas. Es decir, lo rechazan porque su acceso sería, según ellos, exclusivo para los millonarios y no para los pobres, por lo tanto, es mejor que nadie tenga acceso a estas tecnologías, así todos padecerán la inevitabilidad de la enfermedad por igual. Una perspectiva bastante mezquina que podría instrumentalizar el PP para agitar a la masa y privar a todos de los beneficios futuros, en lugar de enfocarnos en buscar estrategias para incluir a la mayor cantidad de personas en el gozo del futuro. No debemos suprimir la oportunidad de quien la tiene en nombre de una falsa igualdad que prive a todos de ella.

En resumen, el temor desmedido al futuro encuentra refugio en el PP. No dejemos que el PP, aunque suene atractivo, sirva para rechazar el futuro y termine por materializar los deseos de ciertos sectores que no buscan el verdadero bienestar de la gente. Abandonar el PP a favor de un Principio Pro-accionista (PPA) sería una buena manera de ampliar el bienestar de la humanidad y preocuparnos por las personas futuras.

Piero Gayozzo
24 de octubre del 2025

NOTICIAS RELACIONADAS >

Mitos progresistas “made in Perú”

Columnas

Mitos progresistas “made in Perú”

  El año 2024 el profesor de filosofía Michael Hue...

14 de octubre
Comentarios para el estudio del fascismo en el Perú

Columnas

Comentarios para el estudio del fascismo en el Perú

  Muchos simpatizantes o miembros de izquierda no dudan en catal...

07 de octubre
¿Aspirantes a fascistas? Respuesta a Martín Tanaka

Columnas

¿Aspirantes a fascistas? Respuesta a Martín Tanaka

  Estas semanas se publicaron en El Comercio una serie de column...

24 de septiembre

COMENTARIOS