Martin Santivañez
Semillas de autoridad

Sobre el nuevo libro del Cardenal Juan Luis Cipriani
“Semillas”, el nuevo libro del Cardenal Juan Luis Cipriani, tiene que llevarnos a reflexionar sobre la delicada y tensa relación entre los poderes públicos, ocultos y manifiestos, y la autoridad de la Iglesia. Esta tensión dialéctica entre la potestas y la auctoritas es fundamental para comprender la historia del Perú. La Iglesia está encargada de proclamar TODA LA VERDAD, y en tal sentido, los cristianos tienen el deber de intervenir en el diálogo de nuestro tiempo. Más aún si nos encontramos frente a una ola relativista y evanescente que intenta mediatizar los valores y transformar artificialmente nuestra sociedad hasta desnaturalizarla.
El Cardenal nos tiene acostumbrados a un coraje poco usual en los personajes públicos del Perú. Su autoridad es manifiesta, y el “saber socialmente reconocido” de Cipriani, el signo definitivo de toda autoridad, según Alvaro d’Ors, está respaldado por la mayoría de los peruanos que ven en él al Pastor firme de la Iglesia en el Perú. Ningún político peruano, ningún líder de opinión, ningún periodista o empresario, nadie puede reclamar para sí el arraigo popular del Cardenal, un cariño especialmente extendido entre el pueblo que conoce de primera mano los esfuerzos de su Pastor. Pero lo que más sorprende es que este cariño popular contradice la feroz campaña que durante décadas ha desatado la prensa liberal-progresista contra Cipriani, una campaña tan infame como torpe y perversa. La autoridad del Cardenal, pese a estos ramalazos de odio, se ha visto fortalecida y edificada, y este libro es una muestra de cómo la Iglesia Católica construye Peruanidad con hechos y palabras, porque nos recuerda que los Estados que no se fundan en principios evidentes terminan convirtiéndose en peligrosos Leviatanes disolventes, ávidos de control y subversión.
La autoridad del Cardenal ha sabido enfrentarse, una y otra vez, a los poderes ocultos y manifiestos que conspiran contra las raíces cristianas del Perú. Estos poderes no han desaparecido de nuestra realidad política, muy por el contrario, se organizan, proclaman mediante sus aliados mediáticos y políticos las falacias del pensamiento único y deforman las enseñanzas de la Iglesia con el afán de ridiculizarlas. Pero es propio del poder el doblegarse ante la verdadera autoridad. La auténtica auctoritas es la única capaz de limitar los excesos de los poderosos. Y eso es precisamente lo que ha hecho el Cardenal durante décadas: limitar los excesos del poder oculto que intenta conducir al Perú al abismo relativista donde nada es bueno, bello o verdadero.
Por esta confrontación entre la autoridad y el poder oculto, por este enfrentamiento entre la verdadera auctoritas que llama a la unidad y los falsos profetas que siembran el desorden, la desunión y el odio político, es que el Cardenal tiene el respaldo mayoritario de los peruanos. Pero “Semillas”, un libro impagable, añade a su autoridad sobre el pueblo un nuevo tipo de auctoritas: su influencia entre los líderes del país. Es saludable para el Perú que la REGENERACIÓN de nuestra clase política parta de aquellos líderes que reconocen que el cristianismo es la argamasa que nos une como peruanos y que tanto la Iglesia Católica como su auténtico Pastor tienen un papel que cumplir hoy, ayer y siempre.
Martín Santiváñez Vivanco
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