Jorge Morelli
El teléfono rojo

Rex Tillerson, nuevo secretario de Estado norteamericano
Armand Hammer fue por muchos años la cabeza de Occidental Petroleum y amigo personal, al mismo tiempo, del líder de la revolución bolchevique de Octubre, Vladimir Lenin, con quien él y su padre negociaron por años cuestiones políticas —no solo económicas— que permitieron abastecer de trigo a la hambrienta Rusia revolucionaria de los primeros días. Con el paso de los años, Hammer llegaría a convertirse, más allá de la muerte de Lenin, en una suerte de embajador informal permanente del gobierno norteamericano en Rusia. Durante los largos años de la Guerra Fría, Hammer pudo ser un teléfono rojo confidencial entre la Casa Blanca y el Kremlin.
Viene al caso recordarlo hoy que el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha nombrado secretario de Estado y cabeza de la diplomacia americana al presidente de la petrolera Exxon. Rex Tillerson es —como se comenta en Washington— un estratega todo terreno, habituado a negociar con presidentes y reyes bajo toda clase de climas políticos. Este segundo magnate petrolero devenido en diplomático es, además, amigo personal de Vladimir Putin.
También alguien en quien, claramente, los rusos confían —a juzgar por las declaraciones del ministro de Relaciones Exteriores, Alexander Lavrov— y a quien tildan de pragmático en declaraciones del vocero de prensa. Eso, en el lenguaje de Moscú hoy, es un elogio reservado para potenciales aliados políticos o, por lo menos, destacados socios estratégicos. Significa que la alta plana del Kremlin estima que podrá entenderse con el presidente Trump y su secretario de Estado a efectos de contar “pragmáticamente” con el apoyo de gobiernos —incluso si no son democráticos— en la lucha contra el enemigo común del terrorismo global.
Desde luego, el caso emblemático es el del gobernante de Siria, Bashar al Asad, quien con el apoyo militar ruso logra hoy, finalmente, la rendición de los rebeldes alzados en armas contra su gobierno, que ocupaban hasta hoy la destruida ciudad de Alepo, en el norte de Siria. ¿Alcanzará el pragmatismo, sin embargo, hasta abarcar una aceptación tácita de la presencia rusa en Crimea y de la política del Kremlin sobre Ucrania?
Por Ucrania pasan los ductos de gas que van de Rusia al Occidente y abastecen de energía a Europa. Pocos conocen mejor el tema que el presidente de Exxon y hoy secretario de Estado Tillerson. Este es el asunto por el cual el nuevo teléfono rojo no deja de timbrar.
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
COMENTARIOS