BRICS: muchas propuestas y pocos acuerdos

La XVI Cumbre de los BRICS, celebrada en Kazán en octubre de 2024, marca un hito en las alianzas internacionales. Los líderes de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica decidieron no admitir nuevos miembros, otorgando el estatus de "socio" a 5 países y de “asociados” a 13 de las 30 naciones interesadas.

Fundados en 2006, los BRICS incluyeron a Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos como socios, confiriendo importancia al bloque con 3 países petroleros y Egipto como nación clave para el transporte de crudo. Trece nuevos Estados fueron admitidos como asociados: Argelia, Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Indonesia, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turquía, Uganda, Uzbekistán y Vietnam. Los BRICS en su conjunto suman hoy el 39% del territorio mundial, 54% de la población global y 33% del PIB.

La cumbre se centró en fortalecer la cooperación con el Sur Global en temas como seguridad internacional, economía mundial, reformar instituciones como la ONU haciéndolas más representativas y eficaces. Los líderes abogaron por el uso de monedas nacionales en el comercio internacional reduciendo la dependencia del dólar estadounidense.

Destacaron iniciativas para mejorar la infraestructura digital y tecnológica, incluyendo la plataforma del Consejo Empresarial BRICS y otra de inversiones para aprovechar la infraestructura del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), aumentando el flujo de inversiones.

A pesar de los objetivos comunes, existen tensiones entre los miembros por diferencias en sus sistemas políticos y niveles de desarrollo, dificultando políticas conjuntas. La competencia geopolítica entre India y China, disputas fronterizas y rivalidades regionales, así como intentos de China por liderar el bloque crean divergencias afectando la cohesión del grupo. Brasil e India sienten perder protagonismo con la inclusión de nuevos miembros.

Las disputas en el Mar de China Meridional son vistas con cautela por India y otros países, temiendo un desequilibrio de poder al interior del bloque. India tiene conflictos históricos con China, además de Pakistán, por temas territoriales, relacionados con la diversidad étnica y religiosa. Rusia por su parte busca contrarrestar el aislamiento con los BRICS, pero algunos miembros no comparten su visión. Mientras Arabia Saudita, enfrentado históricamente a Irán, busca una relación multialineada con el bloque.

Sus diferentes sistemas políticos y niveles de desarrollo dificultan la implementación de políticas conjuntas, con tensiones internas por consideraciones geopolíticas. Brasil, India y Sudáfrica se oponen a que el grupo sea percibido como un desafío directo a Occidente.

Venezuela y Nicaragua fueron excluidos a pedido de Brasil, causando el alejamiento entre Rusia y Brasil. A pesar de que Maduro y su comitiva viajaron a la cumbre invitados por Putin, fueron objetados por Lula Da Silva por los conflictos electorales venezolanos. Pero llama la atención que países autoritarios como Cuba y Bolivia no hayan sido objeto del mismo veto.

La Cumbre de los BRICS refleja las aspiraciones y complejidades de esta alianza en evolución. Mientras el bloque busca consolidarse como fuerza global estabilizadora promoviendo un nuevo orden internacional, enfrenta desafíos internos que ponen a prueba su cohesión. Los intentos de China por liderar el grupo, con la oposición de algunos miembros, reflejan tensiones geopolíticas y consideraciones estratégicas que influyen en sus decisiones. La creación del estatus de socios y asociados, así como la exclusión de Venezuela y otros países es parte de esta dinámica. Para lograr sus objetivos y reformas en las instituciones internacionales, los BRICS deberán superar las diferencias internas, evitando conflictos entre sus miembros.