Heriberto Bustos
Aferrémonos a los valores
La importancia de los valores en la sociedad actual

Cuando los valores fundamentales como la verdad, justicia, respeto, solidaridad, libertad, responsabilidad, equidad, paz, honestidad y honradez son vulnerados constantemente, nos encontramos en un momento crítico para el país. Estos principios son esenciales para la convivencia y su debilitamiento puede llevarnos a un retroceso histórico, imponiendo la "ley del más inmoral" y amenazando las libertades individuales y colectivas. Como señaló Lewis Mumford: "El propósito principal del hombre es la creación y preservación de valores; eso es lo que da sentido a nuestra civilización y, en última instancia, a la vida humana".
Los valores no surgen espontáneamente, sino que se aprenden a lo largo de un proceso de formación en la familia, la escuela y la sociedad. Se interiorizan mediante la interacción con quienes nos rodean y son influenciados por distintos factores, como los medios de comunicación, las instituciones religiosas, las organizaciones políticas y el ejemplo de quienes gobiernan en todos los niveles. Estas influencias pueden ser tanto positivas como negativas.
Si bien es una verdad evidente, es necesario recordar que la escuela desempeña un papel clave en la consolidación de los valores. En las aulas, se siembran a través del ejemplo y la reflexión, promoviendo una cultura de paz. Esta tarea requiere de docentes comprometidos social y éticamente, que guíen a sus estudiantes en el desarrollo del juicio crítico y la acción moral. A su vez, la familia y la sociedad deben reforzar estos valores y corregir conductas que contradigan los esfuerzos de la escuela.
Recuperar la armonía y la convivencia pacífica exige reafirmar nuestros valores fundamentales. No es necesario enredarnos en discusiones sobre qué valores deben promoverse o si los cambios sociales requieren nuevos principios. Lo cierto es que estamos atrapados en una espiral de corrupción y desvergüenza, especialmente en los niveles más altos del Estado, donde estas prácticas se han convertido en un ejemplo deplorable. Debemos frenar esta situación y asumir la responsabilidad de formar ciudadanos íntegros, evitando que las nuevas generaciones crezcan normalizando actos inmorales.
Es necesario revisar las prioridades del sistema educativo para no descuidar aspectos esenciales en la formación de nuestros hijos. Aunque la infraestructura y los materiales educativos son demandas legítimas, no deben cegarnos ante la importancia de la formación en valores, que es crucial para el futuro del país.
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