Durante su ultimo mensaje presidencial la presidente Dina Bolu...
La presidente Dina Boluarte en el último discurso propalado a la nación antes de las elecciones del 2026 se propuso defender la continuidad institucional en contra de todos los sectores que pretendían desarrollar una nueva vacancia presidencial. En su defensa, incluso, enfiló en contra de los sectores que defienden a “la violencia como partera de la historia” y pretendían instalar una asamblea constituyente. Es incuestionable que Boluarte fue correctamente asesorada en la necesidad de subrayar durante el mensaje presidencial quizá el mejor logro de su administración: preservar la estabilidad institucional.
Boluarte no solo criticó a la tesis marxista de la violencia como partera de la historia, sino que también señaló con absoluta claridad que luego del golpe fallido de Pedro Castillo y la violencia desatada el Perú se salvó del camino oscuro que nos llevaba a convertirnos en una Cuba, Venezuela o Bolivia. No le faltaba razón y es una de las pocas veces en que la jefe de Estado se decide a hacer política y pechar sus detractores a pesar de sus índices de aprobación que no superan los cinco puntos.
El gran vacío del mensaje es que las buenas noticias ocultan la terrible ola criminal y el avance de la minería y las economías ilegales, que afectan a todos los sectores sociales del país y atraviesan a regiones enteras. En este aspecto no hubo noticias y anuncios que nos dejaran la impresión de que el gobierno emprende un nuevo camino. El Ejecutivo parece decidido a administrar una crisis que lo cuestiona todo.
Sin embargo, el mensaje presidencial transmite la idea acerca de que existe “una única normalidad posible” que, de una u otra manera, nos encamina a las elecciones del 2026 y la continuidad del Estado de derecho. Una normalidad posible porque ha quedado demostrado que la vacancia presidencial luego del golpe fallido de Castillo era la estrategia de todos los aventureros que persiguen sus intereses propios e ignoran la regla de la viabilidad de cualquier país: la estabilidad institucional.
Y un poco de estabilidad, en el acto, moviliza todos los círculos virtuosos de la economía, el crecimiento y el avance del empleo formal dejando en claro que la devastación que dejó el gobierno y el golpe fallido de Castillo, la suma de errores acumulados por el Ejecutivo y el Congreso -que ha llevado a récords históricos de desaprobación- no han destruido los pilares del Estado de derecho y la constitucionalidad y del modelo económico que se desarrolla desde tres décadas.
De alguna manera se puede sostener que el mensaje presidencial de Boluarte se benefició de la reactivación de la economía gracias a la estabilidad. Se anunció que la economía crecerá entre 3.1% y 3.5% del PBI, una magra cifra para volver a reducir la pobreza que, no obstante, destaca en el concierto regional. Se subrayó el incremento de las reservas internacionales que suman más de US$ 87,000 millones y una de las inflaciones más bajas y controladas del continente. Falto celebrar el extraordinario trabajo del BCR.
En otros anuncios que merecen mirarse con cuidado señaló que la trayectoria fiscal mejorará con un déficit entre 2.6% y 2.8% del PBI en el 2025 agregando que los grados de inversión del país están garantizados. El Ejecutivo en este aspecto considera que todo está garantizado por el aumento de la recaudación -debido a la reactivación-sin proponerse reducir o racionalizar gastos del Estado.
Lo cierto es que el Ejecutivo se beneficia ampliamente de las cifras que comienza a mostrar el modelo económico con la poca estabilidad conseguida luego del golpe fallido de Castillo. Se anuncia exportaciones récords que superaran los US$ 75,000 millones; exportaciones históricas en minería, agroexportaciones; inversiones en asociaciones público-privadas (APP) del orden de los US$ 19,000 millones. En este último rubro los resultados son evidentes porque entre el 2019 y el 2022 solo hubo US$ 400 millones en APP.
Asimismo, en cuanto a proyectos hídricos y las estrategias agroexportadoras se mencionó el avance de Chavimochic III, Majes Siguas y Chinecas que podrían incrementar en más de la mitad las tierras dedicadas a las agroexportaciones. En cuanto a minería se anunció de Zafranal y se evitó mencionar los proyectos mineros más polémicos. No hubo muchos anuncios en contra de la minería ilegal y las amenazas a la minería moderna.
En cualquier caso, el último mensaje presidencial nos revela la única normalidad posible a la que nos ha llevado la decisión de elegir a Castillo, el peor candidato de la historia republicana y el menos preparado. Como se dice en el argot popular, la sacamos fácil. Cuando un país elige al peor, generalmente, se destruye y requiere décadas para reconstruirse. Allí está Venezuela y Dios sigue siendo bien peruano. ¡Felices Fiestas!
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