Editorial Política

Armas: Compras sin norte

Armas: Compras sin norte
  • 11 de junio del 2014

NO hay objetivos ni políticas claras en Defensa

El gobierno parece estar embarcado en una intensa compra de armamento. Se habla inclusive de una compra de al menos US$ 700 millones solo en blindados y helicópteros. Y claro que es necesario reemplazar los viejos equipos de nuestras fuerzas armadas, pero lo correcto y serio es hacerlo en el marco de una política de defensa nacional clara y definida, de lo contrario se abren los espacios para la suspicacia y el manejo turbio de las adquisiciones. La ausencia de dicha política se constata en la manera en que se está comprando, por aquí y por allá, indistintamente, sin un norte que nos indique una política de alianzas estratégicas o de al menos intereses comunes, algo insoslayable en un mundo donde las amenazas también son globales. En los años 60 y 70, el Perú compró armamento ruso porque decidió alinearse con el bloque de países anti Occidente liderado por la Unión Soviética. Para guardar las formas, nos afiliamos al Movimiento No Alineado, que se declaraba neutral pero que al final siempre se alineaba tras los soviéticos. Más allá de las discrepancias, había definiciones en la política de defensa: Pro soviética y anti Occidente, como correlato de una política exterior similar. Semejante política fue uno de los rostros del modelo estatista-nasserista de Velasco, que arrasó con la inversión privada en el campo y la ciudad y terminó hundiendo al país en una larga noche de pobreza.

Hoy el mundo es otro. La URSS desapareció hundida en la corrupción y la pobreza, mientras que Occidente se impuso como el modelo económico, social y político más viable para la humanidad, no obstante la emergencia de China, que combina autoritarismo con mercado. Pero la nueva Rusia liderada ahora por los ex-jerarcas comunistas parece decidida a retomar añejos ímpetus imperialistas, como vemos en Ucrania. Todo indica que el mundo está ingresando a una nueva era de pugna por la hegemonía global entre los países occidentales frente a Rusia que fortalece ahora sus lazos con China. ¿Qué posición asumirá el Perú ante esta situación?

En cualquier caso la política de defensa y el abastecimiento tecnológico de nuestras fuerzas armadas, deben orientarse entonces en función de preservar la democracia y el mercado que nos permiten crecer y reducir la pobreza. Son las dos caras de nuestra medalla del progreso. ¿Ello significa que debemos dejar de comprar armas a Rusia? No necesariamente, tal vez debe haber continuidad en la tecnología empleada por nuestros institutos castrenses, esto debe discutirse y analizarse. Pero en la medida que los potenciales conflictos fronterizos han sido resueltos, podemos darnos un respiro y planear el reequipamiento de nuestras fuerzas armadas sin prisa y con calma.

Contemplar las cosas desde esa perspectiva, nos obliga, por concepción de sociedad, a mirar las posibilidades de abastecimiento militar desde los países occidentales. No podemos perder de vista que los intereses nacionales están absolutamente vinculados a la democracia y el mercado, así como, por ejemplo, los países bolivarianos que niegan o relativizan la democracia y el mercado se alejan del equipamiento tecnológico occidental y se acercan a las ofertas rusas. Cuba, Venezuela, Argentina y Nicaragua- son estados autoritarios que, además de empobrecer y reprimir a sus pueblos-, conspiran para imponer en el Perú y los demás países regímenes iguales a los suyos. La falta de una política de defensa abierta a la sociedad y a la opinión pública mundial, también explica por qué las adquisiciones se hacen sin transparencia, invocando el “secreto militar”, algo insostenible en un mundo en el que es imposible mantener en secreto cualquier compra.

Tampoco se puede decir que “hay claridad” porque se compra de estado a estado. Así se hizo en los 90 y Vladimiro Montesinos y varios jefes militares cobraron millones de dólares en sobornos. De hecho, la empresa estatal rusa Rosoboronoexport (antes Rosvoorouzhenie), que hoy nos vende armamento, le pagó a Montesinos US$ 34 millones en coimas por la compra de tres aviones Mig 29, según documentos de la fiscalía de Zurich, Suiza.

El Perú necesita renovar su equipamiento bélico, pero primero debe definir sus objetivos nacionales en defensa, y en función de estos trazar las políticas del sector. Hoy estamos en un momento privilegiado para avanzar en esa ruta: crecemos, reducimos la pobreza y cerramos nuestras fronteras con los vecinos. Es hora, pues, de pensar en unas fuerzas armadas del siglo XXI.

  • 11 de junio del 2014

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