La universidad privada apuntala a la universidad pública

A fines de los noventa la Universidad Nacional Mayor de San Marcos tenía alrededor de 35,000 estudiantes, pero con un presupuesto absolutamente insuficiente, porque el Estado estaba quebrado por la vigencia del modelo económico que hoy proponen los impulsores de una asamblea constituyente. Es decir, la economía estatista y el aterrador estado empresario.

En la actualidad, San Marcos, igualmente, tiene alrededor de 35,000 estudiantes. ¿Cómo es posible que la principal universidad del Perú no haya sido asediada, erosionada, por la presión demográfica de los estudiantes del país? Si revisamos el número de alumnos actuales de otras universidades y establecemos comparaciones con décadas atrás, igualmente la explosión demográfica no ha erosionado a la universidad pública nacional.

Para entender el tema vale recordar que a mediados de los noventa en el sistema universitario había alrededor de 400,000 estudiantes. En ese entonces, la universidad pública absorbía dos tercios de la matrícula y las universidades privadas (asociativas) atendían el otro tercio de estudiantes. En la actualidad, el sistema universitario alberga más de un millón de estudiantes, pero las universidades privadas (asociativas y societarias) atienden dos tercios de la matrícula, mientras que el claustro público se encarga del otro tercio. 

En otras palabras, la ampliación de la cobertura universitaria de matrículas ha sido provista, principalmente, por el sector privado. A mediados de los noventa se promulgó el Decreto Legislativo 882 que permitió el ingreso de la inversión privada al sector educativo, en un momento en que el Estado estaba quebrado, porque desarrollaba un ajuste estructural para enfrentar los estragos causados por el estado empresario y la hiperinflación de los años ochenta. Algo parecido sucede en la educación básica. El sector público atiende dos tercios de la matrícula nacional y el sector privado el otro tercio restante. 

A la luz de estas cifras es incuestionable que la inversión privada explica el relanzamiento de muchas universidades públicas en el país. Claustros que mantienen el mismo alumnado de varias décadas atrás, pero que manejan presupuestos mucho mayores (multiplicados varias veces).

El sector privado de la educación, pues, es uno de los principales factores para la mejor distribución de la renta educativa a favor de los sectores excluidos. Los jóvenes con mejores rendimientos suelen postular a universidades públicas, pero ahora tienen mayores posibilidades.

Hoy el aporte privado a la educación es tan decisivo que no se puede imaginar una reforma de la educación sin la educación privada. En el Estudio de contribución económica de la educación privada en el Perú, de Apoyo y Consultoría, se señala que el Estado tendría que incrementar el presupuesto educativo en más de S/ 20,000 millones si se eliminara al sector privado educativo. Actualmente el presupuesto en Educación representa más de S/ 35,000 millones. ¿Cómo se podrían destinar mayores recursos a las escuelas más pobres si se estatizara a las escuelas privadas? Imposible.

De otro lado, es necesario desterrar todos los mitos y leyendas que suele construir la izquierda en contra de la educación privada en el Perú. Por ejemplo, se suele afirmar que las pensiones educativas son inalcanzables para los sectores emergentes. Si las cosas fuesen así, cómo se explica que el mencionado informe de Apoyo señale que el 73% de los alumnos del sector privado proviene de los sectores C, D y E.