El sector privado educativo: ¡muro de contención del maoísmo!

Diversas informaciones y hechos nos señalan que en el Ministerio de Educación (Minedu) la influencia del Frente Nacional de Trabajadores de la Educación del Perú (Fenatep) –un sindicato de orientación maoísta– hoy es decisiva. Algunos incluso aseveran que, entre ambas entidades, prácticamente, existe un cogobierno.

En medio de esta situación, es incuestionable que la ley de Carrera Pública Magisterial, que ha posibilitado nombrar y promover al 55% de los docentes –de un total de 370,000– comienza a ser desmontada. ¿Cómo así? Cerca de 20,000 directores de colegios nombrados por concurso serán designados como encargados por el Minedu cuando venzan los plazos de los cargos. Es decir, cerca de la mitad de directores de los colegios públicos –que fueron nombrados y ratificados en los concursos del 2014 y el 2018– serán designados a dedo, y ellos se encargarán de la evaluación de los cerca de 200,000 docentes que participan en el concurso de la carrera magisterial: evaluarán las hojas de vida y la clase en el aula.

En otras palabras, el Fenatep tendrá la última palabra en la evaluación de los docentes, si consideramos su influencia en el Minedu. Si a esto le agregamos que en el Minedu también se apunta a desarrollar una reforma curricular, es incuestionable que el maoísmo avanza en su intento de controlar la educación y desarrollar un currículo que justifique el totalitarismo.

En este contexto, el sector privado en la educación básica y en la educación superior cumple un enorme papel. Se convierte en una especie de muro de contención de los arrestos totalitarios del Gobierno en la educación y de la destrucción de la carrera pública magisterial. Como todos sabemos, el sector privado atiende la matrícula de un tercio de los alumnos de la educación básica y de dos tercios en la educación superior.

Un proyecto totalitario para avanzar necesita eliminar la pluralidad y la diversidad de las ofertas educativas. Si bien la influencia maoísta en el Minedu todavía no se ha expresado en medidas contra el sector privado educativo, tarde o temprano el proyecto totalitario del maoísmo enfilará contra los claustros no estatales del sistema.

Por todas estas consideraciones, sorprende en extremo que la oposición no haya entendido la enorme trascendencia del sector privado en el desarrollo de una educación que cultive la tolerancia y el desarrollo de puntos de vista contrapuestos, objetivos que solo se pueden cumplir con una oferta educativa diversa y plural.

El sector privado en la educación, entonces, no solo cumple una gigantesca labor social ampliando la cobertura educativa –frente a una demanda que no puede absorber el Estado–, sino que también representa una de las condiciones para la existencia de una sociedad plural en el país.

Según el Estudio de contribución económica de la educación privada en el Perú, de Apoyo y Consultoría, el sector privado en la educación suma un aporte de más de S/ 20,000 millones. Considerando que la educación tiene un presupuesto anual de más de S/ 35,000 millones, ¿alguien siquiera puede imaginarse el futuro de la educación peruana sin el aporte privado?

Algo más. El mismo estudio de Apoyo establece que el 73% de los alumnos de los centros privados proviene de los sectores C, D y E. Ante tanta campaña que demoniza la escuela privada, se ha olvidado que los principales consumidores de la educación no estatal son los sectores emergentes y populares.

Defender el aporte privado en la educación, pues, no solo tiene que ver con una situación social presente, sino con un proyecto de sociedad plural y tolerante.