En el Perú, hablar de cobre no es solo hablar de miner&...
Días atrás se presentaron los nuevos 300 ventiladores mecánicos que servirán para el tratamiento de las personas afectadas por la pandemia de Covid-19 en nuestro país. Los ventiladores son, una vez más, una contribución de varias empresas del sector privado –entre ellas mineras– que continuando con su labor social,entregaron al Ministerio de Salud estos equipos, que se distribuirán a las regiones con más incidencia de enfermos de gravedad.
Desde este portal hemos seguido con atención la enorme contribución y el apoyo decidido del sector privado. Y en especial del rubro minero, que además de crear empleo y ayudar a reducir pobreza ha colaborado decididamente con el Estado para luchar contra la pandemia. En ese sentido, la empresa minera Buenaventura junto a otros donantes –como Fundación Telefónica, Fundación Mapfre, la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, Rotary Club, Grupo Empresarial Breca, Engie Energía, Asbanc y Respira Pacasmayo– ejecutaron junto a la Pontificia Universidad Católica del Perú y con el apoyo de la Universidad San Marcos, un programa llamado Masi (amigo en quechua) en el que, en base a una gran colaboración, pudieron producir estos 300 ventiladores.
Ahora bien, vale indicar que, de alguna manera, allí donde el Estado es ineficiente y se paraliza con sobrerregulaciones e ineficiencia, el empresariado, durante lo que va de la pandemia, ha empezado a asumir su papel como uno de los principales protagonistas de la crisis. Basta recordar cómo desde el inicio de la pandemia, desde diversos gremios empresariales, se empezaron a distribuir, por todo el Perú, equipos, pruebas de detección y miles de canastas de alimentos en todo el Perú.
Por ejemplo, la Sociedad Nacional de Minería y Petróleo (SNMPE) entregó 500,000 kits de pruebas rápidas y la Confiep ha recaudado más de US$ 2 millones para compras de equipos hospitalarios. Y en la banca solo el Banco de Crédito donó S/ 100 millones para distribuir entre los sectores de pobreza. Ni qué decir del sector minero, que en todas las regiones donde opera ha contribuido con plantas de oxígenos, balones, etc. En Moquegua, Anglo Americana Quellaveco acaba de donar una nueva planta de oxígeno; y en Cajamarca, Yanacocha y Gold Fields también lo han hecho.
Con la mala gestión de la pandemia por parte del Ejecutivo, la economía se ha reducido en cerca del 15% del PBI, se han destruido cerca de siete millones de empleos, el déficit llegará al 10% del PBI, el endeudamiento público rozará el 40% del PBI y la recaudación fiscal seguirá en caída libre. Frente a este panorama crítico, el sector privado es de vital importancia para la recuperación.
No obstante, con una frivolidad que estremece, el Ejecutivo y el Legislativo continúan jugando con la gallina de los huevos de oro del Perú: el sector privado, que provee el 80% de los ingresos fiscales y el 80% del empleo. De allí, entonces, las propuestas que buscan regular precios y mercados en medicinas, pensiones educativas y tasas de interés bancario, y que pretenden ganar aplausos fáciles liquidando el sistema previsional privado. Solo destruirán al sector privado, llevando al Perú a la disyuntiva de estatizar o continuar con el modelo.
Hoy más que nunca queda claro que no será posible salvar a la República sin el sector privado. De no entender esta lógica, tan simple, los colectivismos de todos los pelajes triunfarán.
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