En el Perú, hablar de cobre no es solo hablar de miner&...
El Perú sigue perdiendo competitividad en cuanto a inversiones mineras, no obstante que el crecimiento, el proceso de reducción de pobreza y el futuro del país, de una u otra manera, están anudados al desarrollo de esta actividad. El país hoy aparece en el puesto 24 del ránking elaborado por el Instituto Fraser con respecto a los países más atractivos para la inversión en minería. En el 2018 El Perú se ubicaba en el lugar 14 de esta lista.
El índice principal del ránking tiene dos componentes: percepción política (en el que se cae ocho posiciones) y el de potencial minero (en el que se retrocede cuatro). Como se aprecia los problemas políticos derivados de la falta de autoridad del Estado en las zonas donde se emplazan las minas, frente al violentismo de los sectores antimineros, parecen ser la principal causa de la caída de nuestro país. En el 2019, el llamado Corredor Vial del Sur –en donde están Cerro Verde, Las Bambas, Antapaccay, Quellaveco y Constancia, entre otras minas que producen más del 50% del cobre nacional– fue escenario de constante violencia de los sectores radicales. Igualmente, las marchas y contramarchas del Ejecutivo con respecto al proyecto Tía María (en Arequipa) tienen mucho que ver con el resultado.
Chile, nuestro más cercano competidor para atraer inversiones, se ubica en el puesto 17; sin embargo, el estallido social en el país del sur no augura un buen destino. Australia se ubica en el primer lugar del ránking del Instituto Fraser, seguido por Finlandia y el estado de Nevada (Estados Unidos). En otras palabras, la minería sigue siendo patrimonio de los países desarrollados, mientras que las sociedades latinoamericanas pierden el tren y se empantanan en la trampa de ingreso medio.
Nunca debe olvidarse que sin la minería el Perú estaría muy cerca del abismo de la recesión, y ya se habría convertido en una sociedad que aumenta pobreza; sobre todo considerando los niveles de crecimiento económico de hoy, que apenas superan el 2% del PBI. La mala noticia del ránking de competitividad del Instituto Fraser se produce cuando el país acumula dos años sucesivos de caída en las inversiones en exploración. En el 2019 hubo 13.6% menos inversión y en el 2018 cerca de 15% menos. En otras palabras, el país comienza a desdeñar todo el potencial minero que alberga por las malas políticas del Ejecutivo.
El Perú tiene una cartera de inversiones mineras de más de US$ 62,000 millones, y el 80% de los proyectos corresponden al cobre. Para desarrollar este potencial se requieren inversiones extranjeras, y el retroceso en el ránking de Fraser es una verdadera bomba atómica contra nuestras posibilidades. Si el país estuviese ejecutando las inversiones proyectadas en minería, hoy estaría creciendo sobre el 5% y la pobreza estaría debajo del 15% de la población.
Y es que la minería no solo tiene que ver con cifras frías de macroeconomía. En la última década el empleo directo que crea el sector minero aumentó de 120,000 a 201,000. Si se considera que un empleo directo de la minería genera otros 6.5, se puede entender la enorme importancia de esta actividad. Sin olvidar que la minería representa el 58% de las exportaciones, absorbe el 14% de la manufactura nacional y explica el 20% de la recaudación total en renta del Estado.
¿Cómo entonces se puede contemplar indiferentes la pérdida de competitividad del sector minero? Es inaceptable. A menos que alguien sea enemigo de los pobres o responda un fundamentalismo ideológico anti inversión o pretenda favorecer a los especuladores e inversionistas mineros de otros países. Devastador.
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