Durante los años cincuenta y sesenta las izquierdas com...
La candidata de la izquierda comunista, Verónika Mendoza, comienza, como se dice, a poner los puntos sobre las íes en cuanto a su propuesta programática. Impulsada por la feroz competencia por el voto radical en el sur del país –que desarrolla con Yonhy Lescano, el otro candidato antisistema–, Mendoza comienza a dejar en claro que su propuesta detendrá las inversiones y el crecimiento, y que buscará liquidar al sector privado.
Durante una visita al valle de Tambo, en Arequipa, Mendoza firmó un documento comprometiéndose a cancelar el proyecto Tía María en el preciso momento en que el cobre sobrepasa los US$ 4 por libra y los especialistas comienzan a hablar de un nuevo superciclo de precios. ¿A qué minas de otros países pretende favorecer Mendoza? Con argumentos sin sustento, como el de la contradicción entre minería y agricultura, los radicales han detenido las inversiones mineras en el país. Una suma de mentiras y leyendas es todo lo que podemos encontrar en las estrategias para bloquear proyectos como Conga y Tía María. Con respecto al último proyecto se desinforma sobre supuestos peligros para el agua destinada a la agricultura y el consumo humano. El motivo: “la minería contaminaría el río Tambo”. Sin embargo, se oculta adrede que el proyecto Tía María solo utilizará agua de mar, tratada con un complejo proceso de desalinización.
El Perú tiene una cartera de proyectos mineros que suma alrededor de US$ 62,000 millones. Se calcula que si se ejecutaran los diez más importantes de ellos –sobre todo en el llamado Cinturón de Cobre del Norte– el Perú le agregaría cerca de un millón de toneladas métricas de cobre (TMC) a su producción anual de 2.5 millones de TMC. En este contexto, a pesar de la recesión mundial, el país podría llegar a crecer anualmente en cerca del 5% del PBI, y en muy pocos años podría reducir la pobreza a cerca del 10% de la población.
Sin embargo, las corrientes comunistas, colectivistas y populistas pretenden detener las inversiones en cobre para favorecer a sabe Dios qué intereses extranjeros. Lo más grave es que las víctimas siguen siendo los pobres y los excluidos. Por ejemplo, si Conga, Galeno, la Granja y Michiquillay, entre otros, estuviesen en ejecución, Cajamarca tendría un ingreso per cápita igual al de un país desarrollado, y no sería una de las regiones más pobres del país.
La posición de Mendoza es demasiado grave, sobre todo para los pobres. El motivo: el cobre, de una u otra manera, es una posibilidad real de abreviar nuestro camino al desarrollo, tal como lo hicieron Australia y Noruega con la explotación de sus recursos naturales, por ejemplo. Más aún cuando la demanda mundial de cobre –a contracorriente de los augures del subdesarrollo– sigue creciendo a velocidad no imaginada.
En el libro El cobre, el futuro del Perú, publicado por el Centro de Investigación de Ambiente, Minería y Desarrollo (CIMADE), se señala que, a inicios del siglo XX, el consumo del cobre en el mundo era del orden de las 500,000 TMC. Se añade que hoy, a inicios de la tercera década del siglo XXI, el consumo mundial del metal rojo es de 22 millones de TMC.
Algo más. En la investigación de CIMADE se precisa que el 96% del cobre que se utiliza en el planeta fue extraído y fundido a partir de 1900 para adelante. Pero lo más sorprendente: la mitad del metal rojo usado en la actualidad fue producido hace 25 años.
Como ya se ha informado en este portal, de cada tres soles que el Estado recauda por impuesto a la renta, uno proviene de la actividad minera. De otro lado, según CIMADE, desde 1997 hasta 2018, el Estado ha transferido S/ 45,000 millones por concepto de canon a los gobiernos regionales, locales y universidades. En otras palabras, la minería se ha convertido en la mayor fuerza descentralizadora de nuestra historia republicana. Las exportaciones mineras representan alrededor del 60% de nuestros envíos al exterior y, si se ejecutará la cartera de nuestras inversiones mineras, según la Sociedad Nacional de Minería y Petróleo, se podrían crear más de dos millones de empleos.
La pregunta sigue sobre la mesa: ¿Qué busca la candidata Mendoza con su oposición a la minería moderna, sobre todo a los proyectos de cobre?
COMENTARIOS