Majes Siguas II es una oportunidad que el Perú no puede...
Como todos sabemos, la administración de Donald Trump acaba de anunciar nuevos aranceles que confirman, una vez más, que la globalización pasada ha culminado y ha comenzado una etapa de negociaciones bilaterales entre el gigante del norte y los demás estados. El gobierno de los Estados Unidos acaba de anunciar nuevos aranceles del 25% para la India, del 50% a Brasil, del 35% a Canadá y del 39% a Suiza. Uno de los hechos más complicados para Chile y el Perú son los aranceles del 50% del cobre, más allá de que en el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) se señala que desde Estados Unidos solo se importa el 2.4% del cobre peruano.
Una de las cosas más preocupantes es el arancel general del 10% que afecta a las agroexportaciones nacionales, considerando que el mercado estadounidense suma alrededor del 35% de nuestros envíos. Vale anotar que los Estados Unidos es el principal consumidor de arándanos, uva, espárrago, café y palta. No se puede negar entonces que existirán efectos negativos para el milagro agroexportador peruano.
¿Qué hacer ante esta situación? La peor respuesta la acaba de asumir Brasil, que ha decretado un arancel de 50% para los productos procedentes de los Estados Unidos como respuesta a las medidas de Trump. Un camino de ese tipo solo significa cerrarse económicamente o volverse vulnerable a las inversiones de uno de los países que disputa la hegemonía económica mundial. En este caso China.
El único camino para el Perú y la mayoría de los países hispanoamericanos es incrementar la productividad y la competitividad de sus economías con el objeto de aprovechar de mejor manera el capital de las potencias que hoy participan de los bloques comerciales del planeta. A nuestro entender, nunca los países hispanoamericanos deben ignorar que, de una u otra manera, pertenecen al hemisferio occidental. Es decir, a una tradición en que se controla el poder y se busca el equilibrio de poderes.
¿Qué significa incrementar la productividad y la competitividad de nuestras economías? En primer lugar, consolidar el Estado de derecho y las instituciones centrales de la democracia, tales como el sistema de justicia y la predictibilidad institucional en general. Sin Estado de derecho consolidado será imposible que los capitales occidentales incrementen inversiones en nuestros países como una manera de aumentar la pluralidad económica en la región. En otras palabras, se trata de crear la infraestructura institucional y legal del crecimiento.
En segundo lugar, nuestros países tienen que avanzar en todas las inversiones necesarias en infraestructuras con el objeto de crear la base material de la conectividad y crecimiento de capital: puertos, ferrocarriles, carreteras, proyectos hídricos, conectividad digital e infraestructuras básicas para la ciudadanía. En otras palabras, necesitamos resolver todos los problemas físicos y materiales que plantea una estrategia de aumento de productividad y competitividad de las economías.
Y finalmente está el capital humano, que es otro de los factores determinantes del crecimiento económico. Los países del sudeste asiático, los llamados Tigres de Asia, lograron abreviar el camino al desarrollo en cuatro décadas, no obstante que a las sociedades occidentales les demandó más de dos siglos. ¿Cuál fue la clave? La reforma de la educación y el sistema de salud con el objeto de crear una fuerza laboral capacitada, calificada y, sobre todo, con una enorme capacidad de innovación para competir en los mercados mundiales. El caso de Corea del Sur es ejemplificador que, luego de permanecer en el subdesarrollo, el incremento de su capital humano –sobre todo con la educación– le posibilitó competir en los mercados mundiales y productos vinculados a la IV Revolución Industrial.
El camino de los países latinoamericanos y del Perú, pues, es un solo: incrementar la productividad y la competitividad de la economía.
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