En el Perú, hablar de cobre no es solo hablar de miner&...
El movimiento antiminero ha decidido declararle la guerra a los proyectos para la producción del litio en el Perú; una estrategia antinacional, contra el Perú y los pobres de nuestra sociedad. En las últimas semanas todo el arco antiminero –“activistas políticos de izquierda”, “ambientalistas”, “organizaciones no gubernamentales”, “científicos” y “académicos”– se ha empezado a organizar para oponerse al desarrollo de esta industria minera, que será el futuro de la humanidad. Como la guerra que mantienen contra el cobre –uno de los minerales más sostenibles que se presentan en la naturaleza– ahora los antimineros han empezado una guerra contra el litio.
La noticia es de extrema gravedad, y si la República no estuviese sumida en una crisis perpetua de gobernabilidad todos los sectores republicanos y patriotas ya estarían movilizados en contra de la estrategia radical. Toda revolución industrial siempre ha creado una fuente de energía: primero fueron la máquina a vapor y el carbón, luego el petróleo y las energías fósiles, después la electricidad. En la llamada IV Revolución Industrial se desarrolla el Internet de las Cosas y se requiere baterías de alta capacidad de almacenamiento. El litio es el mejor metal para cumplir este fin, y la demanda mundial será infinita. Y se calcula que el 90% de las reservas de litio del mundo están en Bolivia, Argentina, Chile y Perú.
En este contexto, días atrás se realizó un foro organizado por Red Muqui con la participación de “especialistas” para conocer “cuáles son los peligros” en la producción de litio. Como se sabe, Red Muqui desarrolla redes informativas de izquierda que activamente organizan campañas de desinformación contra la minería moderna en nuestro país. Como aquella de la contaminación por minerales en Espinar, ocultando la información científica de que los ríos están contaminados de manera natural por el fenómeno de los lahares; es decir, la actividad de los volcanes.
Según estos “expertos” si el Perú produce litio caerá en lo que ellos denominan la “ecocolonialidad”. ¿Cómo así? Para estos académicos de izquierda “hay una amenaza de dominación occidental en las áreas del desarrollo sostenible y la protección del medio ambiente”. Según este esperpento ideológico la salvación no es producir litio sino consumir menos, en un mundo donde alrededor del 10% de la población mundial padece pobreza extrema –hasta antes de la pandemia– y en el que la producción del litio, muy amigable con el medio ambiente, podrá abaratar las energías a niveles jamás imaginados.
Pero eso no es todo. Ya empezaron a desarrollar el negacionismo sobre el potencial del litio en la tecnología. Estos expertos argumentan que “en otros países se está cuestionando la producción de los motores eléctricos” que contienen litio. ¿Ignorancia lamentable o desinformación adrede? El mundo, por el contrario, avanza en inversiones y producción de este valioso metal. Por ejemplo, durante la conferencia “Perspectivas del mercado del litio al año 2030”, realizada recientemente en Chile, se confirmó que se aumentará la producción mundial de 323,000 toneladas en 2019 a 1,793 millones de toneladas en 2030.
En la actualidad, Australia lidera la producción de litio, con 48% de la producción mundial. Lo sigue Chile con 29%; mientras que China es el mayor consumidor: 39% de la producción mundial total. Asimismo, en los próximos 10 años el uso de baterías de litio en los vehículos eléctricos representará el 79% de las unidades, en lugar del 32% de 2019.
El Perú, país bendecido por el cobre, también tiene en el proyecto de litio de Falchani, en Puno, una gran oportunidad para ser parte del “milagro del litio” en los próximos años. El litio de la región sureña, a cargo de la canadiense Macusani Yellowcake SAC, será recuperado en 99.72% de las rocas del yacimiento de mil hectáreas. Asimismo, durante la producción de litio se hallarán otros minerales, como aluminio y potasio. Del mismo modo, se obtendrá minerales radiactivos valiosos –como cesio y uranio, que hasta ahora están sin normatividad de parte del Ministerio de Energía y Minas– para producción, almacenamiento, transporte y comercialización.
En el Perú la empresa Macusani Yellowcake SAC proyecta invertir US$ 860 millones para explotar y producir 4.7 millones de toneladas de litio. Considerando que una tonelada de carbonato de litio oscila entre US$ 10,000 y US$ 11,000 estamos hablando de una producción total que representa US$ 50,000 millones. ¿Cómo entonces los sectores antimineros se atreven a desarrollar planteamientos que favorecen a otros países, que afectan a nuestro desarrollo y que condenan a los pobres a esa infame situación?
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