Vacaciones en el Perú

Dirigida por el conocido actor y guionista Bruno Ascenzo (Lima, 1984), y protagonizada por la popular actriz Stephanie Cayo (Lima, 1988), la película Hasta que nos volvamos a encontrar (2022) es la primera producción peruana de Netflix, la gran cadena mundial de streaming, en asociación con Tondero, la productora de grandes éxitos de taquilla peruanos como ¡Asu mare! (2013).

A pocos días de su estreno, Hasta que nos volvamos a encontrar ya se había convertido en la película más vista en esa red en el Perú. El éxito fue tal que, como suele suceder, paralelamente a la difusión y a la recomendación “boca a boca”, comenzaron a circular las críticas, los comentario de los inevitables haters de las redes sociales; especialmente dentro del mundillo progresista y caviar, quienes le encontraron mil defectos a la película. ¿Tienen razón estos haters? Nosotros pensamos que no, y que esas críticas solo reflejan la incapacidad de esos críticos para entender las expresiones culturales y artísticas que no se ajustan a sus ideologizados esquemas.

Para hacer una crítica objetiva de la película hay que partir del subgénero al que pertenece: comedia romántica. Es la vieja historia contada tantas veces: un hombre conoce a una mujer (normalmente uno de ellos es solitario y el otro extrovertido) se enamoran poco a poco, algo los separa y, después de muchas peripecias y situaciones divertidas, vuelven a encontrarse en un final feliz.

Este subgénero es casi tan viejo como el cine mismo, y ha tenido algunas épocas de especial vigencia; como en los años cincuenta, con Audrey Hepburn como una de sus actrices emblemáticas; o de los noventa hasta la actualidad, con películas que hasta ahora vemos en la televisión, y parejas protagónicas tan conocidas como Tom Hanks y Meg Ryan, o Adam Sandler y Drew Barrymore.

¿Qué es lo que más se le ha criticado a Hasta que nos volvamos a encontrar? Que en ella tengan tanto peso las imágenes de los más hermosos paisajes de distintas regiones del Perú; es decir, que la historia “romántica” comparta el protagonismo con esas imágenes. En realidad casi todas las comedias románticas, paralelamente a la trama principal, desarrollan algún otro tipo de “discurso”; el recuerdo de la música popular ochentera en El cantante de bodas (1998) o los cuestionamientos a las tradiciones navideñas en El diario de Bridget Jones (2001). Y hasta el propio tema turístico, que tanto ha molestado a nuestros haters, como en Como si fuera la primera vez (2004), que está ambientada en Hawái y aprovecha ampliamente sus paisajes y peculiaridades culturales (se incluye hasta una versión de la clásica canción “Somewhere over the rainbow” interpretada en ukelele). Y en Vacaciones en Roma (1953) Audrey Hepburn y Gregory Peck desarrollan toda su historia de amor mientras recorren los numerosos monumentos históricos de esa ciudad.

Se ha dicho también que los diálogos en Hasta que nos volvamos a encontrar son inverosímiles; pero en realidad los diálogos de todas las comedias románticas pretenden ser, antes que nada, divertidos. ¿Lo son en esta película? No mucho (sí hay algunos momentos en que nos hace reír), pero en gran medida eso se debe tanto a la falta de ingenio del guionista y director, Bruno Ascenzo (Lima, 1984), como a la falta de experiencia y aptitudes para la comedia por parte de los dos protagonistas, Stephanie Cayo y Maxi Iglesias (Madrid, 1991). Recordemos que en casi todas las buenas comedias románticas, por lo menos uno de los dos protagonistas es un reconocido comediante. Por eso, no es de extrañar, que el único personaje que resulte “gracioso” en esta ficción sea el interpretado por la actriz Wendy Ramos, quien tiene una larguísima experiencia como comediante.

Más allá de esos reparos, deberíamos ser capaces de disfrutar, sin prejuicios ideológicos ni poses de crítico de arte, de una simpática y exitosa comedia romántica. Más sí podemos hacerlo desde la tranquilidad y comodidad de nuestros hogares; y si esta película además está difundiendo y promocionando nuestros atractivos turísticos y nuestra riqueza cultural en más de cien países.