ISABEL CRISTINA LÓPEZ EGUREN: IN MEMORIAM (1969-2022)

El pasado 1 de abril, por la mañana, falleció Isabel Cristina López Eguren, autora de Rastros familiares. José María Eguren, orígenes y trayectoria de la familia Eguren en el Perú (2021), en el que reconstruye la historia de su propia familia, en tanto sobrina bisnieta del poeta simbolista, José María Eguren, un proyecto que había concebido desde muchos años antes.

Carboncillo inédito del poeta José María Eguren

Conocí a Isabel a mediados de octubre de 2001, en la Biblioteca Nacional del Perú, en la que yo había asumido la dirección técnica luego de regresar de México, en donde había vivido diez años. Ya desde ese tiempo, Isabel me hablaba de que quería escribir la historia de su familia y que estaba recopilando información, tanto del archivo familiar, resguardado por su tía Teresa Bérninzon Eguren de De Abreu, como de otros archivos públicos. Incluso, ya había pensado en el título: Rastros familiares, que me pareció adecuado y muy atractivo. Luego de 20 años pudo cumplir su acariciado proyecto. Y le iría muy bien.

Los principales diarios (Expreso, El Comercio, Diario Uno) le hicieron sendos reportajes y comentarios elogiosos, pero el primero que publicó no una sino dos reseñas fue esta plataforma virtual, El Montonero, que dirige mi buen amigo Víctor Andrés Ponce. A ellas se sumaron otras en páginas virtuales, como Libros peruanos y Sudaca, escrita por Juan Carlos Guerrero; incluso en La poesía no basta, de Argentina, se refirieron encomiásticamente a Rastros familiares, lo que Isabel recibió con sorpresa y felicidad. Por otra parte, y para colmar su orgullo, el destacado crítico literario Ricardo González Vigil publicó una fundamental reseña en Caretas, y luego, además, incluyó la obra de Isabel en una lista de los libros más destacados del año 2021, que luego reproduciría y ampliaría en la página La Mula. Su aparición en el mundo de la investigación histórica peruana no podía ser más auspiciosa.

Isabel Cristina López Eguren

Previamente, Isabel ya había publicado avances de su libro sobre los hermanos y padre del poeta en revistas académicas, como Yuyaykusun de la Universidad Ricardo Palma, el Boletín de la Academia Peruana de la Lengua, o la revista virtual Pacarina del Sur, que codirigía el desaparecido antropólogo peruano, Ricardo Melgar Bao. Incluso, en Expreso, a instancias del entrañable Ismael Pinto, difundió en breve artículo una gran novedad, una semblanza del primer Eguren en el Perú, don Andrés, abuelo del poeta, un dato que nadie tenía registrado. Importantes también fueron las entrevistas que realizaron a Isabel para las plataformas Libros Peruanos y La Voz Egurina.

Añado un dato: Isabel y yo escribimos un artículo sobre Dora Mayer que salió publicado en un libro sobre la desigualdad y la cohesión social en América Latina, editado en Madrid, también en 2021.

El entusiasmo que despertó Rastros familiares era justificado, pues ofreció un cúmulo de información desconocida contenida en documentación inédita, además que corrigió errores repetidos a lo largo del tiempo; pero el dato crucial fue establecer la verdadera fecha de nacimiento de José María: no el 7 sino el 8 de abril de 1874.

Por si todo esto no fuera suficiente, Isabel puso a disposición del lector correspondencia no conocida del poeta con intelectuales contemporáneos, como Gabriela Mistral y José Carlos Mariátegui, por citar solo dos nombres destacados. También incluyó microfotografías inéditas de Eguren, y un conjunto de fotos que grafican la genealogía familiar. Luego de la publicación de Rastros familiares, Isabel siguió encontrando más información, la que estaba analizando hasta que la enfermedad que la invadió la venciera definitivamente.

Isabel –inteligente, honestísima, aguerrida y bella, un torbellino que remecía el ambiente donde estuviera–, nunca se sintió más realizada y feliz que cuando publicó su investigación, Su trabajo –paciente, meticuloso y apasionado, lleno de orgullo y amor por sus antepasados–, había recibado el reconocimiento que esperaba. Sus ojos brillaban de manera especial.

Isabel partió en el inicio del mes de las letras y a una semana del natalicio de su querido poeta. Ahora que se ha ido, Lima me es más gris que nunca, y la soledad en la que me ha dejado me resulta insoportable. Me quedan como consuelo los recuerdos y el poder revisar con devoción su magnífico Rastros familiares.