Manuel Gago
Vizcarra: enemigo público
Se tiene que ir, ¡pero ya!

Por unos audios difundidos, el presidente Martín Vizcarra vuelve a ser el instigador de la violencia, como fue antes de ser presidente regional de Moquegua. En Arequipa, los dirigentes marxistas con los que se reunió lo grabaron para traicionarlo, para dar a conocer quién es en realidad el mandatario.
Fue un engaño el acompañamiento que el presidente prometió para promover los proyectos productivos al comienzo de su gestión. También de boca para afuera. Nunca hubo, por parte del Estado, actividades orientadoras para la población. Frente al proyecto Tía María, Vizcarra se puso de costado para no dañar su popularidad, que está por encima de los intereses nacionales. No solo se mantuvo al margen, sino que por los audios (“lo que hay que hacer es revertirlo”), ha complotado contra una decisión de su mismo Gobierno.
Vizcarra sabe lo que costará la anulación de la licencia de construcción del proyecto Tía María. Él —por Decreto Supremo Nº 246-2018, de octubre pasado— autorizó al Ministerio de Energía y Minas (MEM) el pago de S/ 108.39 millones a la minera Bear Creek Corporation. Esto, para cumplir un laudo del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) interpuesto contra el Perú por el “aymarazo” de mayo de 2011, liderado por Walter Aduviri (ahora sentenciado a prisión por el Poder Judicial). Los violentistas exigieron la cancelación del proyecto de plata Santa Ana. Vizcarra sabe que, según el Ministerio de Energía Minas (MEM), la concesionaria Southern ha invertido en Tía María US$ 500 millones. Si la licencia de construcción de Tía María se cancela, más adelante, este monto o más reclamará la minera al CIADI, y será pagado por todos peruanos por la impericia de Vizcarra como gobernante.
No obstante, no sería extraño que el mandatario recurra a las encuestas, que le otorgan 54% de popularidad para señalar —en lo que queda de los 120 días o antes del plazo que se ha tomado el Consejo de Minería para resolver la validez de la licencia de construcción de Tía María— que la población supuestamente está en contra del proyecto de cobre. ¡Tremenda irresponsabilidad que se vendría y que se debe detener!
Vizcarra le hace mucho daño al país. Promueve la extensión de la violencia organizada por los sectores radicales vinculados a la izquierda peruana y al marxismo. En Piura, un grupo de revoltosos incendio las instalaciones de las petroleras Confipetrol y Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC). Días antes, el Oleoducto Norperuano (ONP) fue boicoteado, esta vez en el Tramo II, kilómetro 401. El tubo presenta un corte de 25 centímetros. Asimismo en Moquegua el gobernador regional, Zenón Cuevas, encabeza la paralización del proyecto Quellaveco (de US$ 5,400 millones) de mucho más importancia que Tía María (US$ 1,400 millones).
La situación peruana es grave: Vizcarra y sus asesores han puesto al país al borde del abismo, y la democracia está en peligro. Se está profundizando una escalada de violencia en contra de los intereses nacionales. El objetivo es detener la producción y crear escenarios de convulsión social para señalar que el sistema ha fracasado, para pretender imponer uno de corte socialista, subsidiario y de prebendas.
Los enemigos principales son la izquierda peruana, el marxismo y las ONG vinculadas a intereses económicos extranjeros (¿las vinculadas al especulador George Soros?). Le han declarado la guerra al futuro del Perú, y el país debe defenderse. En todo caso, amigo lector, no huya si mañana se instala el chavismo, no se asombre si el cuento del sur separatista comience a ser una realidad y no se queje cuando las nuevas autoridades (a elegir próximamente) sean iguales o peores que las de ahora.
Los delegados del reciente plenario aprista aprobaron respaldar la vacancia contra el presidente Vizcarra. Ya veremos cómo reaccionan los medios vizcarristas y un sector de la justicia y del Ministerio Público. De los tontos útiles y oportunistas ya sabemos: a la falta de argumentos, el insulto está a la mano.
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