Manuel Gago

Unidad nacional en peligro

Gobernadores marxistas detienen el desarrollo

Unidad nacional en peligro
Manuel Gago
03 de marzo del 2019

 

Los presidentes regionales de Junín, Arequipa, Puno, Moquegua e incluso Tacna están poniendo en riesgo la unidad nacional. La agenda de los gobernadores de estas regiones es claramente antisistema.

Vladimir Cerrón, de Junín, ha planteado para su región un nuevo currículo educativo, según él, para mejorar la capacidad cuestionadora de los estudiantes. Hasta allí, todo bien. Sin embargo, Cerrón es un marxista-leninista formado como médico en Cuba. Con el nuevo currículo, los profesores comunistas tendrán carta libre para adoctrinar a los escolares en las aulas. Enseñarán la filosofía marxista que, en esencia, busca emancipar al hombre de Dios y del capital. Ideas anticapitalistas y antimercado serán inculcadas desde la niñez en los colegios de Junín sin que nadie pueda oponerse. Cerrón pretende conducir a Junín hacia el comunismo; y sin ser mayoría, porque solo 23 de cada 100 electores votaron por él.

En distintas ocasiones Cerrón ha señalado que la meta es “la patria socialista”. En ese contexto, apoya sin tapujos a la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela. Su agrupación Perú Libre (PL) es parte del Foro de Sao Paulo, la internacional socialista cuya meta es controlar la región latinoamericana. Desde su primer gobierno regional (2011-2014), Cerrón afronta distintas acusaciones relacionadas con actos de corrupción. Al respecto, los fiscales huancaínos se excusan señalando que la Fiscalía no cuenta con personal ni peritos para profundizar las investigaciones. Cerrón, junto al ex gobernador regional de Cajamarca, Gregorio Santos, del Movimiento de Afirmación Social (MAS), la ex congresista Verónika Mendoza, de Nuevo Perú (NP) y el gobernador de Puno, Walter Aduviri, pretenden unificar a un sector de la izquierda radical con miras a las elecciones presidenciales de 2021.

Elmer Cáceres, gobernador de Arequipa, no solamente es antiminero y opositor del proyecto cuprífero Tía María, sino además del proyecto de irrigación Majes Siguas II. La concesionaria del proyecto ha solicitado corregir el diseño de la obra para hacerlo más rentable. Propone cambiar los canales de irrigación por tubos para irrigar de manera tecnificada y para evitar el desperdicio de agua. Cáceres se ha negado e incluso, sin observar los errores de Majes I, ha señalado que Majes II debe ser un “proyecto social”; es decir, de minifundio.

Majes Siguas fue concebido, hace 50 años, para realizar actividades agrícolas a gran escala, de exportación y con terrenos entre 300 y 500 hectáreas. El resultado de Majes I es la agricultura de subsistencia y producción que no califica como exportable. Los campesinos siguen empobrecidos y se perdieron las posibilidades de emplear a una mayor cantidad de pobladores. Además, el consumo de agua es alto y no es facturado como debía ser. Cáceres se opone a la competitividad y productividad agrícola de la región, y no sigue el ejemplo del tremendo desarrollo agrícola de la costa norte del país.

El gobernador de Puno, Walter Adiviri, ganó por amplia mayoría en primera vuelta en las últimas elecciones regionales. Sobre el yacimiento de litio encontrado en Macusani, ha dicho que será explotado de manera tradicional, y que de eso se encargará la población organizada. Según Aduviri —enemigo de la inversión privada— la explotación de litio se hará de manera artesanal. Mientras en Bolivia y Chile se plantea fabricar batería de litio e, incluso, vehículos eléctricos, Aduviri propone explotar el litio de Macusani con pico y lampa.

El gobernador aymara, admirador del “modelo boliviano”, es influyente en las regiones de Moquegua y Tacna. Ha tratado con el presidente boliviano, Evo Morales, la distribución de balones de gas y el uso de sus servicios de Internet, con la anuencia del presidente Martín Vizcarra Vizcarra. La alianza política promovida por Aduviri con Zenón Cuevas, gobernador de Moquegua, Juan Tonconi, de Tacna, y el presidente boliviano, Evo Morales, tendría una connotación geopolítica distinta a los intereses peruanos: “descolonización” del pueblo aymara.

No exageramos. El marxismo del siglo XXI está presente en los medios de comunicación, en los colegios y universidades y hasta en las iglesias. Abimael Guzmán tuvo razón: sus ideas no han sido encarceladas. Están libres.

 

Manuel Gago
03 de marzo del 2019

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