Guillermo Vidalón
Superemos el quiebre de la economía
Mediante la generación de trabajo formal y productivo

Cuando las nuevas generaciones se pregunten por qué, a diferencia de otros países, el Perú quebró su economía como consecuencia de la pandemia del Covid-19, las respuestas serán múltiples, como también lo serán las excusas para eludir las respectivas responsabilidades. ¿Acaso no se sabía que la economía es esencialmente informal, y que la mayoría de la población no genera ingresos regulares a lo largo del mes? Resultaba imposible pedirle a ellos que se mantengan en cuarentena por un período indefinido sin proveerles, al menos, alimentos. ¿Tampoco sabían las autoridades que aproximadamente seis millones de connacionales carecen de servicio de agua potable al interior de sus domicilios? Y solo con ese servicio se podría garantizar que cumplan con el lavado frecuente de manos y la higiene personal, para mitigar la propagación del virus.
Muchas interrogantes y pocas decisiones adecuadas. En países con un vasto segmento de la población que forma parte de la informalidad, no se puede detener la dinámica económica. En la actualidad, hasta el Fondo Monetario Internacional estima que la contracción del Producto Bruto Interno peruano alcanzará el 14% en este año, y que la pobreza y pobreza extrema –que estaban en el orden del 20% de la población– habrá aumentado hasta alcanzar a 30% de la población. Además, el número de contagiados y fallecidos sigue en ascenso, lo que confirma que las políticas aplicadas no han sido las más apropiadas.
¿Qué hacer en esta circunstancia? Actuar como estadista, dejar la acción de corto plazo a otros niveles de gobierno, convocar a un equipo más competitivo y centrarse en el objetivo general de un gobernante: reducir la pobreza mediante la generación de puestos de trabajo formales y productivos. ¿Por qué formales? Porque ellos sí están en capacidad de promover y hacer cumplir la normatividad orientada a prevenir el contagio del Covid-19; y porque adicionalmente, una economía formal eleva el consumo interno, el que impacta favorablemente en las ventas informales, beneficiando a aquella población que no logra trasponer la valla de la formalidad.
¿Cuáles son los sectores más supervisados y que generan mayores ingresos a la economía nacional? Sin lugar a dudas, entre ellos está la minería. Y si está en disposición de invertir grandes volúmenes de dinero para desarrollar proyectos productivos, hay que acompañarlos para que la población del entorno a las operaciones perciba una presencia pronta del Estado, y que también sea partícipes de los beneficios que dicha actividad produce. Otro sector importante es la agroexportación. En las regiones donde se ha consolidado, los niveles de desempleo son mínimos o no existen. Muchas de estas empresas atraen trabajadores de otras regiones de manera periódica.
En consecuencia, si tenemos dos motores para impulsar el crecimiento,el Estado debería convocarlos para generar complementariedades a favor de la ciudadanía. El lenguaje de la exclusión no tiene cabida cuando se requiere el concurso de todos para superar la quiebra de la economía.
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