Eduardo Zapata
Solo para creyentes

Reflexiones sobre el espíritu de la Navidad y la vida.
El que nació el 25 sabía que iba a morir. A vivir y morir por los demás. Para que ellos viviesen con y en su RESURRECCIÓN.
Tal vez por eso –a contrapelo de lo políticamente correcto- me permito ser no inclusivo en esta breve nota. Porque, con prescindencia de las creencias religiosas, estas líneas escritas por un educador de oficio van dirigidas solo a quienes creen. A quienes creen que vivir es ciertamente un acto personalísimo, pero que –pienso en Ortega y Gasset- carece de sentido si no es con los demás. En este tema, repudio los ateísmos, los agnosticismos y todas las actitudes cínicas ante la vida. Porque soy un fundamentalista de la vida.
No sé a qué hora leerá usted esta nota. Pero si usted también adhiere al fundamentalismo de la vida me atrevería a pedirle que no espere las doce de la noche del día 24. Le pediría que en este mismo instante que está usted leyendo extienda su mano y su mirada a aquel otro que está a su lado. Hombre o mujer. Familiar o no. Y lo abrace y le diga en voz audible, simplemente ¡Te quiero!
Todos los días son buenos para reflexionar. Hoy el calendario oficial nos permite a algunos –tal vez más que a otros- disponer de mayor tiempo para hacerlo. Y creo que en esa reflexión, de cara a cualquier coyuntura y en aras de la vida personalísima y de la de los demás, excluyamos los antis, los resentimientos, las envidias. La no vida.
He visto con tristeza un spot televisivo que asocia la marca de una conocida cerveza a las palabras barrio y escuela. “Tu barrio, tu escuela, tu…(marca comercial).
El spot aludido plantea la despedida de un joven que va a emprender un viaje. Y entre la algarabía propia del lenguaje publicitario se deslizan asociaciones entre unas supuestas habilidades matemáticas del joven con la habilidad para contar botellas de cerveza. Se desliza también que el futuro viajero posee habilidades lingüísticas que en el spot se reducen a silbidos casi lumpenescos. Y se termina asociando esa habilidad lingüística con los términos verso y floro. Que en nuestra lengua coloquial significa engaño.
Si barrio, escuela y cerveza son la propuesta de imagen de una marca, me parece triste. Si esas son las competencias y habilidades que hay que alentar en un joven peruano, me parece más triste aún.
Claro que hoy celebramos la vida. Aquella de la que hablábamos al principio. No aquesta del spot publicitario que constituye más bien una falsificación de la primera. Brindemos por la vida. Porque cuánto de la cultura de la violencia que constatamos cada día está alimentada por el cultivo sistemático de un alcoholismo que se nos aparece como natural e inexorablemente asociado a las celebraciones.
“Libertad para los presos políticos en Venezuela esta Navidad”
Por: Eduardo Zapata Saldaña
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