Se derrumban las expectativas empresariales

Como es de público conocimiento, una de las variables más relevantes para que conocer el estado de la economía de un país son las expectativas empresariales. Esta variable tiene impacto en otros indicadores, como la inflación, el tipo de cambio, el comportamiento de los consumidores y de los inversionistas. Si tenemos claro que los indicadores mencionados pueden variar en un periodo de tiempo a raíz de las expectativas, su impacto en la marcha de la economía del país tomará relevancia y sostenibilidad en el tiempo si las expectativas mencionadas se transforman en hechos concretos, como lo es una errática política económica de un Estado, inestabilidad política, o un evento inesperado que afecte la economía, entre otros factores internos, o la influencia negativa de factores económicos y geopolíticos externos. Para efectos prácticos de lo expuesto veamos cómo marchan las expectativas empresariales en el Perú.

Según la última Encuesta Mensual de Expectativas Macroeconómicas del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), publicadas en las Notas de Estudio del BCRP N° 17 del pasado 6 de marzo del año en curso, todos los indicadores de expectativas cayeron en el mes de febrero con respecto a enero del 2020. El índice de la economía a 3 meses cayó de 52.9 a 48.2 puntos; el índice sobre la economía a 12 meses, de 61.3 a 56.8 puntos; el índice del sector a 3 meses, de 55.8 a 50.8 puntos; el índice del sector a 12 meses, de 62.7 a 59.0 puntos; el índice de la situación de su empresa a 3 meses, de 58.1 a 54.9 puntos; el índice de la situación de su empresa a 12 meses, de 67.6 a 65.6 puntos, el índice de la demanda de sus productos a 3 meses, de 57.7 a 55.5 puntos; el índice de la demanda de sus productos a 12 meses, de 70.0 a 67.1 puntos; el índice de contratación de personal a 3 meses, de 49.1 a 48.5 puntos; y por último, el índice de contratación de personal a 12 meses, de 54.6 a 53.3 puntos.

Considero que los resultados de la citada encuesta, que fue tomada antes del anuncio de la cuarentena, fueron fruto del contexto interno que continúa golpeando a nuestro país; como las denuncias de corrupción difundidas constantemente por los medios de prensa, el aún alto nivel de inseguridad ciudadana y las trabas burocráticas. Aunque la percepción de estos hechos luego de la cuarentena se ha atenuado temporalmente, y tienen menos cobertura en los medios de prensa que la pandemia del coronavirus, que ya llegó al Perú y golpeará sin lugar a dudas nuestra economía.

A todo ello se suma un difícil contexto económico y geopolítico externo, en el que la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y la agudización de las tensiones militares entre Estados Unidos y Rusia, China, Siria, Irán, Corea del Norte, entre otras potencias militares, son, a entender de muchos, motivo de la caída de las expectativas empresariales que se han reflejado en la última Encuesta Mensual de Expectativas Macroeconómicas.

En tal sentido, es fundamental que se tomen acciones inmediatas para cambiar esta situación y mejorar las expectativas empresariales. La gestión del Gobierno actual tiene que tomar con firmeza y transparencia las medidas correspondientes para combatir eficiente y eficazmente los citados problemas internos, respetando el marco constitucional. Y también tomar todas las acciones preventivas y correctivas para combatir eficazmente la propagación de la pandemia, que por ahora –dado su impacto en nuestra economía– es nuestro principal problema.

Entre las medidas a tomarse están la adquisición de equipos médicos y la implementación, adecuación y construcción de nueva infraestructura médica hospitalaria. También la masificación del teletrabajo en instituciones públicas y privadas, para su ejercicio no solo durante la cuarentena sino después de ella. Asimismo, disponer el no corte de los servicios públicos, como telefonía (fija y móvil), televisión por cable, Internet, luz y agua por falta de pago,mientras dure la cuarentena. Y ampliar ésta última medida, dado que considero que 15 días es muy poco tiempo para evitar que se masifique la epidemia de manera incontrolable.